AFP
QUITO.- Dos centenares de militares ecuatorianos fueron desplazados a regiones fronterizas con Colombia para reforzar las acciones del Ejército destinadas a evitar la infiltración de grupos irregulares colombianos, informó este jueves el diario El Universo, citando a un mando castrense.

Los efectivos conforman dos contingentes de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE), cada uno con cien infantes, y fueron destinados a las provincias de Sucumbíos (norte) y Esmeraldas (sobre la costa del Pacífico), dijo el jefe del Ejército en la zona fronteriza, general Wagner Bravo, al diario.

"Estamos trayendo una compañía completa para apoyar las operaciones terrestres que dirige el Ejército nacional", indicó Bravo sobre la unidad desplegada en Sucumbíos y que desde el martes tiene como base permanente un batallón en la localidad de Lago Agrio.

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Una de las misiones de este grupo será controlar los accesos clandestinos del cordón limítrofe, de unos 700 km, a lo largo del cual operan la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas), bandas al servicio del narcotráfico y contrabandistas, según las autoridades.

Bravo, jefe del Comando Operacional Número Uno Norte, descartó que el traslado de los contingentes obedezca a una militarización de esa área.

"No estamos militarizado la frontera, estamos dando importancia a la situación que se vive en el lado fronterizo (...) para mala suerte, Colombia tiene un problema, y no queremos que éste se desborde a Ecuador, por eso estamos poniendo los elementos necesarios", señaló el oficial.

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En agosto pasado, el ministerio ecuatoriano del Interior anunció la construcción de un puesto policial de control migratorio en el muelle de San Lorenzo (Esmeraldas) para regular el flujo de personas desde Colombia.

Ecuador tiene desplegados unos 13.000 militares en su frontera norte, según las autoridades.

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El presidente Rafael Correa decidió reforzar la presencia militar en esa región tras el bombardeo colombiano contra una base clandestina de las FARC en Sucumbíos el 1 de marzo de 2008, que mató a 25 personas, entre ellas el número dos del grupo rebelde, Raúl Reyes.

El incidente derivó en la ruptura de las relaciones entre ambos países durante 21 meses.