JORGE MARTILLO MONSERRATE
jorgemartillom@hotmail.com.- Desde hace cinco años, Pepe Jaramillo vive en el río Guayas. Aunque su historia comenzó el 15 de diciembre de 1933 cuando nació en Guayaquil como José Leopoldo Jaramillo Laurido, hijo de Juan Jaramillo Erazo y Apolinaria Laurido, y hermano mayor de Julio.

Se inició en la música a los 15 años, en el programa 'Tribuna Libre del Arte' de Radio Ortiz. Su voz fue educada por Carlos Rubira Infante, de quien, Pepe y Julio, aprendieron a cantar y tocar guitarra. Posteriormente estudió guitarra en el Conservatorio de Música de Cali.

Grabó alrededor de 50 elepés, en su gran mayoría de pasillos. Como guitarrista acompañó a Julio en giras nacionales e internacionales. Pero, además, como solista se presentó y residió en el exterior. Fue fundador y presidente de la Sociedad de Artistas, Intérpretes y Músicos ejecutantes del Ecuador.

Publicidad

Tuvo 16 hijos: seis en Guayaquil y los otros 10 en Colombia, Costa Rica, Panamá y Perú.

Alfonso Murriagui cree que Pepe Jaramillo fue el cantor del Litoral y de Guayaquil, que lo atestigua Serenata Huancavilca, su disco con las emblemáticas: Guayaquil de mis amores, Romance criollo de la niña guayaquileña, Guayaquileña, El Montubio, etcétera. "Este disco -asevera Murriagui- es una síntesis sentimental de la música costeña".

Las comparaciones artísticas entre Julio y Pepe siempre fueron y serán inevitables. "El público de Pepe nunca fue el de multitudes como el de Julio, pero su voz era muy apreciada en calidad", escribió el desaparecido radiodifusor Armando Romero Rodas.

Publicidad

Sobre el éxito desigual de ambos, el mismo Julio declaró en revista Estrellas: "La razón para que mi triunfo haya sido mayor que el de Pepe, quien comenzó a cantar antes, es que yo desde mis primeros años logré grabar desde valses y boleros. En tanto que mi hermano se dedicó exclusivamente al pasillo, y el pasillo es un ritmo de circulación limitada. Es verdad que también he grabado pasillos, pero los grabé cuando ya sonaba por todas partes el nombre de Julio Jaramillo. Si los hubiera grabado como Tarzán Pérez no hubiera pasado nada".

Alfredo Enderica, estudioso y coleccionista de las canciones de Julio Jaramillo y amigo de Pepe, cuenta que este de pequeño cantaba tangos, que era un barítono con voz grave, que jamás imitó a Julio porque tenía su propio estilo y que se cuidaba de no grabar las canciones que fueron éxitos en voz de su hermano.

Publicidad

"Por decirle, Guayaquil de mis amores, no la grabó Pepe, la cantaba cuando se la pedían. No la grabó porque él ya había consolidado su voz con Guayaquileño, madera de guerrero", recuerda Enderica.

Agrega que "nadie cantó como él, ni siquiera su hermano Julio, Guayaquileño, madera de guerrero, de Carlos Rubira Infante. Y como ese es un himno guayaquileño y como lo que más grabó fueron pasillos fue considerado El Señor del Pasillo".

Explica Enderica que otras canciones emblemáticas de Pepe son los pasillos costeños: Adoración, El alma en los labios, Vaso de lágrimas, etc. Y que para él, el mejor disco de Pepe es Pasillos de tiempos idos. También grabó dos de tangos: Los tangos que no oyó Buenos Aires y Pinceladas del puerto. Y uno de boleros: Pepe Jaramillo romántico.

Y con Julio, tres discos: Dúo de Pepe y Julio, El dúo de los hermanos Jaramillo y Divino Amanecer. Establece algunas diferencias entre los hermanos: Julio era emelecista y Pepe, barcelonista. Pepe era un hombre de izquierda y a Julio no le interesaba la política, aunque de muchacho fue afiliado al partido populista CFP -Concentración de Fuerzas Populares-.

Publicidad

Como Pepe Jaramillo a partir de los años ochenta residió en la capital -donde murió-, le preguntó dónde el artista era más popular, en Quito o Guayaquil, Enderica responde: "Era popular en los dos lados, pero tenía más convocatoria en Quito. Por eso se cambió a vivir allá. Y le voy a decir algo de mi cosecha personal: En Quito era más Pepe Jaramillo, aquí era más el hermano de Julio".

El fin de esta historia comienza el 13 de octubre del 2006 cuando Pepe Jaramillo sufre una hemorragia cerebral, es operado sin éxito y fallece el 17. Anteriormente, en diciembre del 2002, había sido intervenido quirúrgicamente de una peritonitis aguda. Un par de meses después, Jaramillo confesó que acababa de superar el peor golpe de su vida. "Él -Dios- no me quiere ver todavía por allá arriba; claro, quiere que siga cantando", dijo en una entrevista con este Diario.

La misma noche de su fallecimiento fue velado en la Casa de la Cultura de Quito y al día siguiente, el cadáver llegó a Guayaquil, donde el velorio fue en el auditorio Julio Jaramillo de radio Cristal. En la siguiente mañana, su cuerpo fue cremado y sus cenizas lanzadas al río Guayas como él deseaba.

Estuve en ambas ceremonias y recuerdo que en la entrada de la emisora, Juan José y Julio Javier Jaramillo Reinoso, hijos del artista con Amelia Reinoso, su anterior esposa, recibían a los que llegaban a despedir a El Señor del Pasillo, que esa noche no estaba cantando en el escenario, sino dentro del ataúd como aguardando convertirse en ceniza para fundirse con las aguas del río Guayas.

Al día siguiente, en el Malecón, su hermana María Antonieta Jiménez Laurido, contó: "Pepe siempre quiso que lo cremaran para no vernos sufriendo por él en el cementerio". Más tarde cuando la embarcación estuvo frente al hemiciclo, todos sabían que había llegado el momento del adiós.

La última compañera de Pepe, Sonia Enríquez, y sus hijos empezaron a llorar. Los músicos callaron. Los sollozos se escuchaban como el pasillo más triste y desolador. Fue cuando la Enríquez se atrevió a abrir el cofre y esa vez no acarició el cuerpo de su esposo, sino un puñado de sus cenizas que llorando lanzó contra el río.

Las cenizas de Pepe Jaramillo y las lágrimas de los que lo amaron se fundieron en el Guayas. Fue cuando Carlos Montalbán retomó su requinto y Manuel Zúñiga cantó el pasillo Cenizas: "Cuando yo muera/ el corazón arráncalo/ y arrójalo a las llamas de la hoguera/ que se convierta en una nube blanca de cenizas...".

Desde ese 19 de octubre, Pepe Jaramillo vive en el río Guayas. Algunos dicen que se lo escucha cantar cuando la luna está llena y las aguas crecidas.