EFE-AP-REUTERS
BERLÍN.- El papa Benedicto XVI llegó a Alemania ayer en su primera visita de estado a su país natal donde fue recibido por multitudinarias protestas y concentraciones de fieles católicos.

La canciller Angela Merkel y el presidente Christian Wulff recibieron al pontífice en el aeropuerto berlinés Tegel, dando inicio a su visita de cuatro días.

Diputados de la oposición, homosexuales, víctimas de abusos sexuales en escuelas religiosas y católicos críticos se anticiparon a la llegada del pontífice y protagonizaron desfiles por Berlín bajo la consigna del "Keine Macht den Dogmen" -"Ningún poder a los dogmas".

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Desde un camión se convocó a la mayor de las seis manifestaciones contra el discurso en el Parlamento (Bundestag) de Benedicto XVI, primer papa de la historia que hablaba ante ese hemiciclo.

"Estamos contra la falsa moral sexual vaticana", comentó Wiltrud Schenk, de 65 años, y disfrazada de preservativo de color lila. "Las disculpas protocolarias no borrarán los catorce años de abusos sexuales sufridos como monaguillo", apuntó Eckhard O., de 62 años, junto a una pancarta denunciando las violaciones en orfanatos.

El papa, también recibido por unas 70 mil personas en una misa en el Estadio Olímpico de Berlín, volvió a condenar los casos de abusos sexuales por parte de clérigos y dijo que en la Iglesia hay "peces buenos, malos, grano y cizaña".

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Benedicto XVI, en su tercer y más difícil viaje a su país natal, dijo a los periodistas que lo acompañaron en el vuelo desde Roma que comprendía el motivo por el cual algunas personas, especialmente las víctimas y sus seres queridos, podían decir "esta ya no es mi iglesia".

Por ello, pidió a los creyentes que no abandonen la Iglesia católica, donde un número récord de fieles ha dejado de asistir a misa en protesta por los escándalos de abusos sexuales por parte del clero.