Para algunos murió el comunismo con el Muro de Berlín y el capitalismo con la reciente crisis. Error: el comunismo sí murió porque es incompatible con la esencia de los seres humanos, el capitalismo no, porque es un sistema imperfecto como toda construcción humana que requiere ajustes y correcciones, pero seguirá adelante.

El “capitalismo” debería tener un mejor nombre, porque va más allá del capital (potencia el trabajo con el aporte de capital) y del mercado (utiliza muchas otras formas de organización: cooperativas, jerarquías, redes): es el sistema que potencia los intercambios (económicos) e interacciones (de otras naturalezas) sobre la base de creatividad, esfuerzo y lucha contra la incertidumbre que emprendemos día a día las personas y nuestras organizaciones. Su real sustento es: intercambio, especialización, emprendimiento.

El capitalismo ciertamente encuentra escollos en el camino:

-Un hipertrofiado sistema financiero. En lugar de sustentarnos en el ahorro real, hemos creado una pirámide crediticia basada en Bancos Centrales insensatos y la multiplicación del dinero de la banca privada, violando los derechos de propiedad de las personas (esto no es “capitalista”). ¿Solución en una economía real de intercambio? El patrón oro, más unos bancos centrales restringidos, más un sistema financiero limitado en su capacidad de crear dinero virtual.

-Su relación compleja con los sistemas políticos y de poder. Las relaciones de intercambio se basan (casi siempre) en esquemas ganar/ganar, descentralización, interacciones valoradas de manera transparente y mecanismos de elección continua (si un intercambio le disgusta usted en general lo puede abandonar). La política (el trasladar ciertas decisiones a otros que nos representan) se basa en lo contrario: muchos casos de relaciones ganar/perder, centralismo, poca transparencia (¿qué intercambian realmente los elegidos y sus electores?) y en elecciones poco claras y poco frecuentes. De ahí una hipertrofia de los mecanismos políticos, una excesiva multiplicación de la redistribución (que muchas veces no llega a los más necesitados) y la consecuente multiplicación de los agentes (buscadores de rentas) que utilizan su poder para mover los intercambios en su favor.

-Un aumento del ingreso de casi todos, pero también un incremento de las brechas entre grupos sociales lo cual no crea una sociedad razonable y equilibrada.

-Difícil (aunque muy factible) incorporación de mecanismos de intercambio para enfrentar temas como el deterioro del medio ambiente.

… Pero con todos esos escollos, el “capitalismo” sigue aportando bienestar. Le debemos las enormes mejoras en salud o en tecnología (el auto que usted conduce o la internet) que no son creaciones de los médicos o de los científicos, sino del sistema que los ha integrado a la vida diaria. Y esa dinámica vital del sistema sigue ahí vigente, por eso hay cientos de millones de personas saliendo de la pobreza. Por algo en Asia poca gente se queja del sistema… sus mayores contestatarios están en Europa y Estados Unidos que ya no quieren afrontar las responsabilidades y desafíos del sistema y en América Latina que quiere mirar al mundo con otros lentes…

NOTA: Para los interesados: fuera de unos sencillos “aperitivos” no he recibido respuesta alguna de Fernando Alvarado.