La provincia de Santa Elena tiene tres asambleístas en la Legislatura. Dos pertenecen a filas oficialistas (Vanessa Fajardo y Xavier Tomalá, listas 35) y uno al opositor Movimiento Municipalista (Jimmy Pinoargote, listas 24). Lamentablemente, cada uno posee agenda propia, es decir, trabajan por separado, cuando lo ideal sería verlos juntos arrimando el hombro y presentando proyectos que beneficien a los peninsulares. Pero… “la política es así”, dicen los entendidos.

De los tres, el que más protagonismo público ha generado es Pinoargote porque pertenece a la Comisión que trata la Ley de Comunicaciones. Su negativa a la aprobación de la referida ley ha sido reconocida ampliamente, pues él es un radiodifusor desde temprana edad, lo que le ha permitido conocer el medio periodístico, sus fortalezas y debilidades; por lo tanto, domina el tema y es un convencido que la libertad de expresión es un derecho del hombre y no una dádiva de cualquier gobernante.

Hace pocos días se formó una mayoría opositora al régimen, con la participación de los asambleístas Cruz, Gracia (AP) y Pinoargote. Eso motivó que el presidente monte en cólera y enfile sus ataques hacia él, durante el penúltimo monólogo sabatino. Dijo que el peninsular estaba dedicado a tramitar puestos burocráticos, que había solicitado manejar contratos para favorecer a ciertas personas, que se vendía al mejor postor, que estaba desobedeciendo el mandato popular, que estaba aplicando triquiñuelas para impedir la designación del delegado al Consejo de la Judicatura, entre otras cosas, y que, irá a la provincia de Santa Elena a recoger firmas para solicitar su revocatoria.

Ante esta situación, un grupo de amigos organizaron la semana pasada una rueda de prensa, en el local del Club de Leones de La Libertad, donde asistimos cientos de invitados para mostrar respaldo irrestricto a la labor que está desarrollando. El salón resultó estrecho. Una cadena de emisoras locales liderada por La Voz de la Península, transmitió el evento. También estuvieron presentes destacados periodistas que representaron a distintos medios locales. En su alocución, Pinoargote emplazó al jefe de Estado demostrar la veracidad de sus acusaciones. “Estoy defendiendo la libertad de expresión que quiere ser conculcada por una ley que trata de imponer el Ejecutivo, limitando el derecho que tiene el pueblo a expresarse con libertad”, dijo enérgicamente.

El mandatario se equivoca al pretender atemorizar al asambleísta insinuando que solicitará firmas para impulsar su revocatoria. Ese acto no le corresponde hacer sino a cualquier ciudadano empadronado en Santa Elena. Así lo determina la Constitución y nadie está por encima de ella. Eso demuestra la prepotencia con que actúa. Los peninsulares no somos propiedad de él ni de ningún politiquero trasnochado. Los demócratas convencidos creemos que todo gobernante debe llenarse de tolerancia ante la opinión ajena, pero respetuosa.

Conozco a su padre, don Milton Pinoargote, desde hace varios años cuando ejerció el rectorado de nuestro glorioso y recordado colegio “Luis Célleri Avilés”, de La Libertad. Es uno de los hombres más queridos y respetados en la provincia de Santa Elena. La mejor herencia que un progenitor otorga al hijo es su apellido, que no debe ser mancillado por nadie. Pero, ¿cuál fue el “pecado” del representante peninsular? Sencillamente pensar y actuar distinto a los intereses del presidente. Así deben actuar los hombres de bien: libres y soberanos ante el poder central.