AGENCIAS-BBCMUNDO
OSLO.- La ultraderecha prospera desde hace quince años en los países escandinavos con un discurso donde se mezcla xenofobia, islamofobia y defensa del Estado providencia, atizando angustias por la pérdida de identidad de una sociedad cada vez menos rubia y de ojos azules.

Según los expertos, este fenómeno general en Escandinavia muestra el entorno recorrido por Anders Behring Breivik, el noruego orgulloso de sus raíces vikingas que confesó ser el autor de las matanzas de Oslo.

En la audiencia del pasado lunes, explicó que con sus sangrientos ataques quiso enviar "una señal fuerte" al gobierno de izquierda noruego para que cese de "destruir la cultura nórdica y la importación masiva de musulmanes".

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"Breivik está solo en su extremismo, en sus crímenes. Pero también es interesante ver que se mueve en un contexto socio-político. No apareció de repente", comenta Kari Helene Partapuoli, directora del Centro antirracista de Oslo.

El partido del Progreso (derecha populista) noruego "ha sido muy hábil para orientar el debate público", incluso cuando ataca a los musulmanes y a los extranjeros, refiere.

Prácticamente sin comunidades extra-europeas hasta los años 1970-1980, los países nórdicos han servido de refugio a millares de emigrados de la ex Yugoslavia, Somalia o Irak.

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Iniciado en Dinamarca a fines de los años noventa, el auge de la derecha populista antiinmigración parece prolongarse.

El partido del Progreso en Noruega, del cual Breivik fue miembro durante varios años antes de dejarlo por considerarlo demasiado moderado, se ha convertido en el segundo partido del país.

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La ultraderecha también ha ganado terreno en Suiza, Bélgica, Bulgaria, Austria, Eslovaquia, Grecia o Italia, donde el pasado viernes, Mario Borghezio, funcionario de un partido de la coalición del primer ministro italiano Silvio Berlusconi fue suspendido por elogiar la postura antiislámica del acusado de los atentados en Oslo.

Finlandia, Suecia, Noruega y Dinamarca también han sido, en los últimos años, exponentes del avance de formaciones que reclutan electorado con mensajes xenófobos, apuntalados en sus permisivas leyes.

Ahora, tras los atentados las observaciones apuntan al bajo perfil que se ha dado a estos grupos. Los servicios de seguridad noruegos, temían principalmente un ataque islamista, pero no consideraban a la ultraderecha como una amenaza seria, según indicaron en un informe en enero pasado.

No obstante, alertan que "ha habido un aumento de la actividad de grupos de ultraderecha en el 2010, y esta actividad debe proseguir en el 2011".

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Los expertos coinciden en que tras los atentados del 2001 en Estados Unidos, atribuidos a la red islamista Al Qaeda, partidos en el poder y servicios de seguridad se concentraron en el extremismo islámico.

Por ello los islamófobos en Estados Unidos también son objeto estos días de un minucioso escrutinio público después de que saliese a la luz que Breivik se inspiró en su incendiaria retórica.

El manifiesto de 1.500 páginas del ultraderechista noruego, que defendió operaciones "brutales y sobrecogedoras" para frenar la "colonización islámica en marcha de Europa", demuestra que Breivik seguía de cerca el acalorado debate sobre el Islam en EE.UU.

El que Breivik encontrase inspiración "intelectual" a este lado del Atlántico preocupa a los expertos antiterroristas que creen que EE.UU. no presta suficiente atención al radicalismo de derecha.

"Llevo haciendo este trabajo 20 años y nunca había visto una amenaza tan grande como ahora", dice Daryl Johnson, exanalista del Departamento de Seguridad de EE.UU., quien cree que el Gobierno de este país está demasiado concentrado en el terrorismo islámico.

A Edwin Bakker, profesor de temas de terrorismo de la Universidad de Leiden, en Holanda, le preocupa que el tiroteo en Oslo inspire otros incidentes como los atentados del 2001 en Estados Unidos.

Desde este punto de vista Breivik "encaja mejor con el perfil de la extrema derecha en EE.UU. Llevó a cabo el mismo tipo de ataques que alguien como Timothy McVeigh", dice Bakker en alusión al autor del atentado de Oklahoma City el 19 de abril de 1995 en el que murieron 168 personas.

La operación del ultraderechista Breivik movió a la Cooperación Policial Europea (Europol) a encaminar las acciones para completar y actualizar sus datos relativos a la extrema derecha en Europa.

La Europol también advierte que el perfil del militante de extrema derecha, estereotipado como un cabeza rapada, rodeado de banderas neonazis y saludando con el brazo derecho alzado, cambió sustancialmente en los últimos años hacia uno más sofisticado, conocedor y usuario de las nuevas tecnologías como el internet, que dan la posibilidad a los grupos terroristas de construir redes difusas a ritmo acelerado.

Las matanzas de Noruega saltaron las alertas en Alemania y Polonia, donde las autoridades hicieron redadas con detenciones e incautación de municiones y propaganda extremista.

"Cuando terminemos esta etapa de la investigación, tenemos que sentarnos, la Policía y los servicios de seguridad de todo el mundo, para considerar qué podemos hacer", afirmó la jefa del Servicio de Seguridad Policial de Noruega, Janne Kristiansen, el pasado miércoles, al analizar si el acusado de los atentados actuó solo o tenía vínculos con otros cómplices.

Más datos: Ascenso de la derecha radical en Europa
Noruega
Anders Behring Breivik, acusado de la matanza en Noruega, militaba en el populista Partido del Progreso, formación que se convirtió en segunda fuerza en el país en el 2009.

Francia
Marine Le Pen, hija de Jean-Marie Le Pen, es candidata en las elecciones de Francia del 2012 como titular del Frente Nacional francés, tercera fuerza política del país. Su discurso está permeado por una fuerte islamofobia.

Suecia
Jimmie Akesson, líder del partido Demócratas Suecos, tiene una obsesión: expulsar a los inmigrantes, y en primer lugar a los musulmanes.

Austria
Heinz-Christian Strache encabeza un partido que ronda el 25% de los votos austriacos.

Holanda
Los puntos de vista del político Geert Wilders, quien describe al Islam como fascista, han ganado terreno en una sociedad que había sido famosa por la tolerancia. Su Partido de la Libertad es la tercera fuerza de ese país.

Finlandia
Timo Soini es jefe del partido Verdaderos Finlandeses, que en las últimas elecciones pasó de la obscuridad a convertirse en la tercera fuerza política del país.

Hungría
Krisztina Morvai milita en el partido Jobbik, situado a la derecha de la extrema derecha y es la más destacada de una nueva generación de políticos que combaten a los gitanos y tienen un grupo paramilitar.

Dinamarca
El Partido Popular Danés obtuvo 25 en las elecciones legislativas del 2007, y con el 13,8% de los votos y un programa antiinmigrante se convirtió en el tercer partido más votado. Su líder, Pia Kjærsgaard, ha sido a menudo acusada de racismo.