Una comedia familiar que atrapa al espectador por su propuesta: los animales hablan con los humanos. Eso es en resumidas cuentas El guardián del zoológico (The Zookeeper), cinta del director Frank Coraci, protagonizada por Kevin James, quien además produjo y coescribió la película.

Con certeza los chicos serán quienes más disfruten de la temática y de la puesta en escena de este filme, que si bien no descubre el agua tibia ni propone nada que no se haya hecho antes, sí hace posible el pasar un momento divertido y agradable en familia.

El elenco de voces es tal vez el dato más interesante de la cinta. Adam Sandler, es a quien escuchamos en el cuerpo del mono; Cher presta su voz a la leona del zoológico; Sylvester Stallone interpreta al rey de la selva; Nick Nolte es el gorila Bernie. Junto a ellos se muestran también otros personajes secundarios: Judd Apatow es el elefante Barry; Jim Breuer el cuervo; Jon Favreau y Faizon Love personifican a Jerome y Bruce, dos osos grizzli; Richie Minervini es el avestruz; mientras Maya Rudolph es la jirafa Mollie; y Bas Rutten es el lobo Sebastián.

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Es necesario destacar la espléndida actuación de Ken Jeong (The Hangover, 2009; Transformers III, 2011) quien encarna a Veneno, el experto en reptiles del zoológico.

Pese a tener un elenco de voces notable, el resultado final en The Zookeeper no cruza el límite de la risa esporádica.

Hay que señalar el hecho de que la cinta parece buscar un espacio también entre las propuestas hollywoodenses con una historia de trasfondo, pero no me queda muy claro que lo logre. Me refiero a esa brevísima alusión de campaña pro no maltrato a los animales, que aparece como un flash, pero que no se encuentra del todo determinada como una postura del director, del elenco, o los guionistas.

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Ya hemos visto en otras ocasiones el trabajo de la dupla James-Sandler (Yo los declaro marido y Larry, 2007) con mucho mejor resultado.

Tal parece que las cosas van mejor cuando vemos a ambos en “carne y hueso” y no solo la voz de uno y la presencia de otro.

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De hecho el propio James parece no resultar ni tan gracioso, ni tan histriónico como en otras oportunidades.