La espiritualidad, armonía y misticismo de cada detalle de la cultura oriental cobra vigencia en la decoración, por la simplicidad –en la mayoría de ocasiones– de sus formas y lo llamativo de sus colores, lo que transforma cada pieza de este estilo en una obra de arte.

Cuando hablamos de decoración oriental, manifiesta la decoradora Nadia Manzur, nos referimos a los estilos chino, japonés o zen, que tienen aspectos muy similares entre sí, pero con características muy particulares, debido a su cultura.

Una decoración de este estilo, explica Manzur, se basa mucho en el orden, en una buena distribución con espacios amplios y bien iluminados con implementación de elementos naturales para generar una sensación de relajación. “Alcanzar la armonía o el equilibrio es un aspecto fundamental en su filosofía”, agrega.

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Karla Bumbila, diseñadora de interiores, señala que la naturaleza es la base del estilo oriental. Por ello, se emplea el contraste de texturas como la piedra, la madera, el papel, objetos místicos, como las fuentes, velas e inciensos y la presencia de la naturaleza, sea agua, plantas o flores.

Los objetos decorativos son pocos pero bien elegidos, acota Bumbila. Por ejemplo, puede colocar un jarrón de cristal con piedras de río o una maceta con cañas de bambú. También se puede implementar vinilos con motivos orientales, pero sin abusar de estos, ya que son espacios simples sin demasiada ornamentación.

Los muebles de líneas simples armonizan con la pureza en los colores y materiales, apunta la especialista Mariela Turner. “Uno de los aspectos que más se cuidan en este estilo es la iluminación, con ella se logra crear un ambiente suave y sensual”, dice.

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En este tipo de decoración las piezas que elija deben respetar las formas puras al límite. “Debemos huir de curvas y barroquismo que no encajen de forma natural y optaremos siempre por las rectas que invitan al orden por fuera y por dentro”, recalca Turner.

Como en toda decoración, la iluminación es importante. Para este estilo la más apropiada es la luz indirecta, expone Turner. El uso de aromas suaves también es vital para la atmósfera, destaca. “La búsqueda de armonía en la vivienda debe ser el objetivo, la meta que uno se marca alcanzar, puesto que debemos rodearnos de paz y silencio para meditar”.

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Sobre las tonalidades para aplicar en los espacios, Manzur expone que cada color, con sus gamas y tonalidades, representa a los cinco elementos de la naturaleza, esenciales para alcanzar un correcto equilibrio.

El rojo, del fuego, llama a la buena suerte. El naranja es estímulo. El amarillo representa la luz y es óptimo para una sala de estar o comedor.

El azul representa el cielo y el agua transmite calma, frescor, excelente para dormitorios y baños. Blanco es calma, orden, tranquilidad ideal para decorar oficinas, estudios, lugares de creatividad y trabajo. En cambio el verde es vida, equilibrio, se emplea en dormitorios y zonas recreativas.

Rita Zambrano, de Decoratta, afirma que los tonos pasteles no son favorables dentro de este estilo de decoración, ya que desentonan con los colores fuertes característicos.

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Otra pieza que es fundamental son las plantas. Las orquídeas naturales y los bonsais son excelentes acentos (adornos) para complementar una decoración que refleja elegancia y buen gusto.