Fue justamente en el principal del Teatro Centro de Arte que vi a Sofía Nieto cantar hace unos años por primera vez. Se trataba de un mega-tributo a los Beatles de Javier Cueva, músico y productor perfeccionista por excelencia que le había encomendado a una chiquilla hacer Yesterday. Sofía deslumbró por voz y sutilidad.

Resulta lógico entonces que Sofía reaparezca en el Teatro Experimental del Centro de Arte como solista absoluta, en una fastuosa producción propia que puso 15 músicos de primera en escena, mostrando su poderío auténtico en el último bloque de salsa que enfervorizó al público.

Luis Izurieta y Álex Mora en teclados, Javier López en batería, Luis González, percusión, María Elena Vallejo, Horna Lima, Ricky Mata y Chucho (El Cubano) en coros, Glen Falcones en bajo, Carlos Solano en trombón, Kiko González y Galo Centeno en trompeta, Roberto Bosch en saxo, el maestro del requinto Naldo Campos y Alejandro Cañote en guitarra y a cargo de la dirección musical completaban una auténtica “Big band” latina.

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Como todo lo relacionado con este show fue de primera, Margarita Roca, verdadera ascendente de la Sociedad Femenina de Cultura, presentó el recital con una elegancia y distinción cada vez más escasa en Guayaquil.

Alrededor de las 21:00 arrancó el primer bloque de boleros y baladas con Ayúdame Dios mío confirmando Sofía Nieto su calidad y potencia en la voz, así como un histrionismo exagerado que no le conviene.

Durante Bésame, una de las grandes canciones de Ricardo Montaner, de repente se fue el micrófono de Sofía sin que ella se dé cuenta. Afortunadamente el percance no se repitió.

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Risqué resultó lenta y pesada, pero Sofía hizo gala de su capacidad vibrando, sosteniendo y en general poniendo en evidencia la calidad en el timbre de su voz.

Ya en Acaríciame Sofía empezó a cantar en registros medios de gran belleza y efectividad, menos suplicantes, y con un sonido más bello. Los registros altos, a los cuales llega con facilidad y fuerza, son más efectivos cuando se utilizan como excepción y no como la regla. En esta canción ya se pudo apreciar la singular belleza en la voz excepcional de una cantante con verdadera proyección internacional.

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Quédate ofreció diferentes tonalidades y un final impactante antes de que Naldo Campos, maestro nacional del requinto y una auténtica atracción del concierto, haga Sendas distintas, pasillo, y Rondando tu esquina un vals.

Para finalizar el bloque de canciones, tocaron Perdón, bolero puntualizado con el ritmo percusivo de bongoes y cantado por Naldo Campos mientras tocaba y leía la partitura, y Alejandro Cañote ayudaba en coros.

El show venía de menos a más con el bloque de música americana que le conviene a Sofía. This cant be love en swing jazz y con un look estupendo a lo Ava Gardner llegó a New York, New York soltando toda su voz en un apoteósico final de canción. At last, un riquísimo jazz blues que domina totalmente estuvo muy corto.

Ya en I never loved a man dejó claro que puede vocalizar los gritos del blues haciendo un soul de la negritud. ¡Qué chica tan versátil!, mientras Roberto Bosch sobresalía nítidamente en saxo, la orquesta hizo música de Boz Scaggs y animó el ambiente.

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Ahora sí, con el público totalmente enchufado, se vino la salsa y el protagonismo de todos. Una orquestación irresistible se juntó con el coro, sobresaliendo la percusión completa con Sofía guapísima y cantando salsa a gran nivel, mostrando ritmo y vocalización de gran dinámica que sorprendió por la seguridad total, desenvuelta y arrolladora en el escenario.

No me acostumbro y Vivir lo nuestro a dúo con Gustavo Enrique fue un final muy fuerte de un show bien planificado, con un ritmo realmente endiablado y Sofía Nieto en su mejor momento, menos consciente de sí misma, disfrutando de la música, cantando de maravilla, con un look que le conviene y contagiando al público con mucha alegría de cantar. Qué más se puede pedir.