Sobre los gobiernos del último periodo democrático, desde 1979, se leen cuestionamientos. Una muestra es el libro Estudios Sociales 7. De Jaime Roldós se señala, por ejemplo, que “tomó medidas que golpearon los ingresos de la gente”. De Osvaldo Hurtado, que “enfrentó la crisis con medidas que afectaron al pueblo, sugeridas por las élites...”. De León Febres-Cordero, que “aplicó medidas de corte neoliberal que incrementaron el poder de banqueros y exportadores”, y que la oposición “denunció numerosos hechos de corrupción gubernamental y violaciones a los derechos humanos”. De Rodrigo Borja, que “no hizo los cambios socioeconómicos ofrecidos”.

De Sixto Durán-Ballén se dice que “su política económica tuvo altos costos sociales”. De Abdalá Bucaram, que “exageró su estilo arbitrario, fomentó la corrupción”. De Fabián Alarcón, que “dirigió el país en medio de una aguda crisis fiscal y acusaciones de corrupción”. De Jamil Mahuad, que “sacrificó los intereses de la mayoría para proteger los intereses de los banqueros”.

De Gustavo Noboa se indica que “promovió con fuertes cuestionamientos varias negociaciones petroleras”. De Lucio Gutiérrez, que, en una favorable coyuntura económica, “aplicó políticas clientelares y promovió la división popular e indígena”. De Alfredo Palacio, que “ejerció un gobierno débil”.

Publicidad

Aunque Rafael Correa ha enfrentado algunas de estas críticas, en el texto solo se cuestiona que la Constitución promovida por él es “extensa, con un texto confuso, a veces contradictorio”. Se concluye que él “ha mantenido gran respaldo popular”.