Un pescador, de 40 años, debe abandonar su actividad cada vez que necesita retirar sus antirretrovirales en el hospital de Infectología.

Él viene de la isla El Bejucal, en Los Ríos, y baja su rostro al ver una cámara porque teme que alguien lo identifique.

Él está en tratamiento desde hace cinco años, pero ahora le preocupa la irregularidad con la que se entrega esta medicina desde marzo.

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Además se quejó porque el pasado 27 de abril no lo atendió su especialista. “No hay cómo hablar con él... que está en reunión”, expresó y añadió que en la casa de salud los médicos no le han dado fecha para la próxima consulta.

Uno de los funcionarios de este centro médico al ver su reclamo indicó que lo ayudaría.

Eso no fue suficiente para Mateo a quien además de inquietarle su salud teme faltar a su trabajo, pues con él gana el dinero para trasladarse de manera constante al hospital.

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Este paciente toma Lamiduvina y Efavirenz. “Uno pierde el trabajo y todo, le dicen que le van a dar para un mes o dos, pero es para siete días. Que no engañen, que digan bien que van a dar para dos o tres días”.