AFP
TORREON, México.- Cinco cadáveres han sido recuperados tras la explosión en una mina del norte de México y el gobierno, que admite que es "casi nula" la opción de rescatar con vida a otros nueve atrapados, anunció este miércoles una investigación del hecho que comparó con un "acto criminal".

"El panorama es desolador, no hay señales de vida y el pronóstico es malo", dijo a periodistas el secretario del Trabajo, Javier Lozano, en el yacimiento de carbón, propiedad de la minera Binsa y ubicado en Sabinas, un poblado del estado de Coahuila, a unos 130 km de la frontera con Estados Unidos.

"Una explosión de esta magnitud hace suponer que pudo haber ocurrido una muerte instantánea. Lo que dicen los expertos es que la probabilidad es casi nula de que pudieran sobrevivir", agregó el funcionario.

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El estallido ocurrido muy temprano el martes, aparentemente por acumulación de gas metano, avivó el debate en México sobre las condiciones de trabajo en esa región, donde cinco años atrás muerieron 65 trabajadores también por una explosión en la mina Pasta de Conchos.

Ese caso se convirtió en uno de los episodios más oscuros de la minería en el país ya que únicamente fueron recuperados dos cuerpos y no ha habido detenidos.

Unidades del servicio estatal de Protección Civil, apoyados por escuadrones de rescate, continuaban trabajando en la zona, a la que se espera que lleguen cinco expertos enviados por el gobierno de Chile, dos de los cuales participaron en el rescate de octubre pasado de 33 mineros en Atacama.

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La fiscalía mexicana abrió una investigación sobre las irregularidades detectadas en la explotación. El ministro de Trabajo pidió que el proceso sea de tipo penal. "Esto es un acto criminal", expresó en referencia a las condiciones de explotación de la mina.

Lozano aseguró a la cadena Televisa que la mina había iniciado trabajos apenas 18 días antes y lo hizo "casi en la clandestinidad" ya que "ni siquiera nos dieron aviso de que empezaban a operar".

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La explotación está compuesta por un rudimentario pozo de 60 metros de profundidad y tres de ancho del que parten ramificaciones de 20 metros, en una de las cuales ocurrió la deflagración.

Este tipo de minas llamadas "pocitos", tienen un explotador autorizado por el gobierno que puede después subconcesionar a un tercero por algunos meses, explicó el ministro.

Los métodos de explotación eran "realmente rudimentarios" y de los 15 trabajadores que estaban dentro de la mina en el momento de la explosión, "siete ni siquiera estaban registrados en el seguro social", aseguró.

El Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros coincidió en que el accidente muestra "la negligencia criminal de las empresas que no instalan adecuadas condiciones" para explotar los yacimientos. Se estima que en la zona operan varios cientos de minas similares.

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El único sobreviviente es un joven de 15 años, que sufrió heridas graves. El ministro dijo que trabajaba en la mina, aunque la compañía Binsa aseguró que sólo había ido a acompañar a su padre.

Familiares de los mineros dijeron que estos habían advertido el riesgo. "Nos habían dicho que había un fuerte olor a gas y eso lo informaron a sus jefes, pero no les hicieron caso", se quejó ante reporteros Iris Delgado.

"Es increíble que después de (el accidente de) Pasta de Conchos ocurra este accidente sin que se hayan tomado precauciones", añadió la mujer que junto a otros 40 familiares se mantenía en paciente espera a la entrada del pozo.