Patricia Villarruel
MADRID.- El Tungurahua, el Chimborazo, el Antisana, el Cayambe. Los indios, los cholos, los criollos. Una misa del Niño, una serenata, una cacería en las faldas del Pichincha. Instantáneas como estas descubren al Ecuador del siglo XIX y XX. Son en total 158 láminas pertenecientes al fondo de la Biblioteca Nacional de España que se suman a las 200 piezas que reúne la exposición 'América Latina 1810-2010. 200 años de historias'.

El acervo documental y bibliográfico con el que estudiar el pasado de nuestro país se incorpora a esta muestra, que se inauguró el miércoles pasado en Madrid, en una pantalla táctil que repasa el mapa de las costumbres ecuatorianas. En esta puesta en valor del patrimonio cultural nacional se pueden encontrar, además, una decena de postales, manuscritos, acuarelas y óleos.

'América Latina 1810- 2010. 200 años de historias' es una exhibición que reflexiona sobre la evolución de los distintos discursos y narrativas relacionadas con la identidad que se desarrollan en el continente a lo largo de los últimos dos siglos. Traza, a través de las obras expuestas, una alternancia y complementariedad entre discursos históricos y políticos y otros de índole cultural y artístico. Como un "juego de espejos".

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"Se ha tenido mucho cuidado en que los países estén igualmente representados", explica uno de sus comisarios, Pedro Pérez Herrero. Ecuador, agrega, "tiene un proceso de independencia peculiar que arranca en 1809 y culmina con la separación de la Gran Colombia. Eso está narrado en la exposición".

Los postulados temáticos de la exhibición se construyen a partir de una premisa: "América Latina es un conjunto vivo y poliédrico, cambiante, que no debe ser visto desde un único ángulo ni contemplado de forma estática desde una sola época", señala el comisario. No se trata de un salto de 1810 a 2010. Sí de un recorrido a través de los ocho apartados en los que se divide la muestra para apreciar la "gran capacidad de adaptación de una región que incorporó -no siempre sin conflictos- las tradiciones occidentales europeas, africanas y asiáticas", subraya Pérez Herrero.

El recorrido histórico se inicia con cuatro mapas: el de 1800 que demarca los virreinatos y las capitanías; el de 1830 que escenifica el desarrollo de las primeras independencias; el de 1900 que marca el estado de las Repúblicas y el actual del 2010.

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En este mosaico de singularidades y pluralidades, el paisaje rural y urbano o las tradiciones y costumbres se mantienen omnipresentes a lo largo del periodo de análisis.

Hay espacio para repasar el espíritu ilustrado discutido en las sociedades patrióticas, la abdicación del rey Fernando VII a favor de José Bonaparte en 1808 (la población lo interpretó como un acto de traición), la construcción de los discursos nacionales centrados en la exaltación de la libertad alcanzada, las luchas por el poder después del fracaso de los planes continentales de San Martín y Bolívar, las conmemoraciones del primer centenario de las independencias, el establecimiento de modelos de Estado alternativos y la significativa explosión de las letras del continente.

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Esa Latinoamérica de población reducida y geografía amplia de 1810 ha traspasado, en la actualidad, su territorialidad. Está en Madrid, Berlín, Nueva York y Beijing.

Lo hispano, cree Charo Otegui, presidenta de Acción Cultural Española, "tiene hoy en nuestras sociedades un peso sustantivo no solo por el elevado número de ciudadanos procedentes del centro y del sur americanos, sino porque esta presencia, más allá de los roces propios de toda convivencia, alimenta un multiculturalismo que, en el caso de España, es además uno de los elementos vertebradores de su propia historia". Siglos atrás, "el mundo conquistó América Latina y en el 2010 América Latina ha conquistado el mundo", sentencia el comisario. Estamos en un punto de inflexión, el de la historia de ida y vuelta.

Datos
La Biblioteca Nacional de España y entidad Acción Cultural Española son los responsables de la muestra que permanecerá abierta en la sede de la primera hasta el 10 de julio.

Las obras provienen de colecciones públicas y privadas españoles, en su mayoría de papel (libros, estampas, dibujos) aunque se han integrado óleos, esculturas y otros objetos.

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