Reuters
TOKIO, Japón.- Lejos de las cámaras de los medios, lidiando con los escombros radiactivos de una planta de energía nuclear, un anónimo batallón de trabajadores realiza la labor más peligrosa de Japón, o quizá del mundo.

Alrededor de 300 trabajadores lidian con la planta de Tokyo Electric Power; arrasada por el terremoto, portando máscaras, anteojos y trajes protectores forrados con fuertes cintas adhesivas para evitar a las partículas radioactivas.

Todos luchan contra el tiempo para restaurar el suministro de energía y enfriar los sistemas de seis reactores en Fukushima Daiichi, en un intento por evitar la peor catástrofe nuclear desde el accidente de Chernóbil en 1986.

Publicidad

"Mis ojos se llenan de lágrimas cuando pienso en el trabajo que ellos están haciendo", dijo Kazuya Aoki, un funcionario de seguridad en la Agencia de Seguridad Industrial y Nuclear de Japón. "Todos queremos apoyarlos y ayudarlos a hacer un trabajo sólido", manifestó.

Impactados por explosiones e incendios, los reactores en la planta situada a 240 kilómetros de Tokio se están filtrando, y funcionarios no pueden confirmar si las aguas para enfriarlos se mantienen en las piscinas que contienen a las placas de combustible usado.

De no ser así, podrían quemarse y liberar radiación tóxica.

Publicidad

La agencia de seguridad y funcionarios de la compañía no han dado detalles sobre los trabajadores ni han explicado la labor específica que están realizando.

Tampoco se sabe cuántos empleados del equipo de 304 personas trabajan para Tokyo Electric y cuántos para otras organizaciones como contratistas externos o del Ejército. Ningún funcionario ha aclarado si los trabajadores desarrollan su labor de forma voluntaria o bajo una orden.

Publicidad

"Es su trabajo. Creo que lo están haciendo por voluntad propia", dijo Masato Furusawa, un trabajador de la construcción de 47 años y residente en Tokio. "Ellos no necesitan ser convencidos, es algo que tiene que hacer", agregó.

Ello refleja la costumbre japonesa de seguir sin cuestionamientos la orden de un líder, jefe o empleador.

Ya sea un guerrero del siglo XVII en servicio, un caudillo local o un ingeniero de turbinas del siglo XXI, los japoneses son criados con un fuerte sentido de lealtad y deber.

Es un espíritu que ha hecho que algunos japoneses hagan comparaciones entre los trabajadores que intentan enfriar los reactores y los "tokkoutai" de la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas militares especiales que incluían a los pilotos kamikaze.

Publicidad

Los funcionarios de seguridad dicen que están haciendo lo posible por evitar tal resultado, por supuesto.

Además de sus trajes protectores, Tokyo Electric está limitando el nivel de radiación al cual los trabajadores son expuestos.

La dosis promedio para un trabajador de planta nuclear es 50 milisieverts en cinco años. La compañía dijo el viernes que había elevado el límite a 100 milisieverts por una hora por trabajador y a un máximo total de 250 milisieverts por año.