Pedro X.Valverde Rivera
Ahora le tocó el turno al dictador Gadafi.

Las masas libias, hartas de los atropellos y abusos del poder absoluto, y luego del ejemplo del pueblo egipcio, se han rebelado.

Funcionarios importantes del régimen, otrora incondicionales del dictador, han dado un paso al costado y se han unido a las multitudes que piden libertad.

Publicidad

Y el dictador ha desnudado su alma negra y dejado en evidencia lo poco que le importa el tan mentado “pueblo”, arremetiendo ferozmente contra ellos y causando centenares de muertes.

Mientras tanto, la prensa oficial dice que no pasa nada mayor, que todo es alegría en Libia y que solo son unos cuantos delincuentes que están conspirando contra los intereses de la revolución.

No necesito ser genio ni mago para asegurar que en unas cuantas horas más, o días, el régimen del terror libio habrá caído; simple crónica de una muerte anunciada, parafraseando a Gabo.

Publicidad

Y luego de Libia, caerán otros en esos confines del planeta; y tarde o temprano caerán en Venezuela y Cuba, en nuestra América morena.

Es que en pleno siglo XXI, la fuerza de las comunicaciones empoderan más que nunca al ciudadano y le permiten saber lo que realmente pasa en el mundo y en su país, al margen de la verdad torcida que los tiranos pretenden vender a las masas para seguir acrecentando sus fortunas personales a costa de las escuálidas finanzas públicas, persiguiendo a los que piensan diferente y alimentándose de la droga del poder.

Publicidad

¿Será por eso que en todos estos gobiernos dizque revolucionarios, dizque con otras formas de democracia, como el presidente Correa habría dicho hace algún tiempo de Libia y Gadafi, es tan importante el control de la prensa?

¿Será por eso que en el Ecuador desde enero del 2007 hay una permanente ofensiva contra la prensa independiente?

¿Que por ello se incautaron los canales de los expropietarios de Filanbanco?

¿Será por ello la reforma al reglamento de la Ley de Radio y Televisión en el 2007, la transitoria de la Constitución que obligó a Fidel Egas a vender Teleamazonas, la Ley de Comunicación y ahora las dos preguntas de la consulta popular ad portas?

Publicidad

¿Será por ello la insultadera de los sábados y las cadenas especialmente dedicadas a lo que con soltura de huesos llama la “prensa corrupta”?

Porque si fuese cierto esto que tanto repite el Presidente cuando se refiere a Diario EL UNIVERSO, por ejemplo, de que “ya nadie los lee” entonces, ¿cómo se explica la cantidad de tiempo y de hígado que les dedica todas las semanas?

Rafael Correa debe poner las barbas en remojo, pues, si en naciones acostumbradas a “otras formas de democracia” el control total de la prensa tradicional no pudo evitar el estallido popular por libertades, en nuestro Ecuador, mucho menos.

Debería pensar que aquellos uniformados que hoy se postran reverentes frente a él, no dispararán una bala contra el pueblo reclamando libertad en las calles.

Que todos aquellos de toga, saco y corbata que hoy inclinan la balanza según sus designios, ni siquiera le contestarán el teléfono cuando en un Ecuador convulsionado, las masas hayan ungido a un nuevo pastor.

No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo aguante, y el Ecuador, tradicionalmente, aguanta muy poco.