Era una noche lluviosa en el Manso Boutique Hostal, enclavado en la elegancia más clásicamente guayaquileña, donde reinaba un jolgorio atractivo que presagiaba el evento programado. Todos los jueves este lindo boutique hotel ofrece música en vivo de mucha calidad. Esta vez la convocatoria era impresionante y difícil de creer. El noventa por ciento del público eran mujeres vociferantes y de todas las edades.

Así, mientras se agotaban las últimas sillas, Stanley Parker, graduado en la Escuela de Música de Buenos Aires, gran ejecutante de guitarra clásica y miembro de una de las familias más tradicionales de Guayaquil, se acomodaba liderando al Trío Fulminante pasillero y aniñado.

Israel Maldonado, excelente cantante, estuvo divertidísimo uniendo la música del pasillo con el showmanship de Mick Jagger. Finalmente, Pancho Savinovich, tocando requinto, logró desmitificar el cisma entre el suburbio y la alta sociedad de Guayaquil.

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De esta forma a exactamente las 21:20, arrancaron tocando Anhelos en este denominado Festival del Pasillo Romántico, que se dio viniendo de menos a más a medida que la gran personalidad de Israel Maldonado imprimía una identidad más parecida a Fito Páez que a Julio Jaramillo.

Romance de mi destino resaltó una poética llamativa que dice “Yo bebo a tragos largos y me embriago en lejanías para acariciar mis sueños” mientras Pancho Savinovich tocaba muy concentrado el requinto y Stanley sumamente relajado su guitarra.

Ricardo Bolaños llegó a cantar como invitado El Aguacate con voz varonil transmitiendo una súplica sin llanto, y vocalizando en forma de soul. Un detalle, un chispazo de fusión a cargo de este talentoso baterista/cantante.

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Tú y yo fue una ranchera extensamente coreada, estratégicamente escogida, que levantó aún más el ánimo del público que respondía a la histriónica actuación de un cantante carismático que además había arrastrado una numerosa barra femenina compuesta de mamá, tías, hermanas, suegra y compañía; todo un jolgorio en pleno Manso.

Con el asesoramiento de la eternamente hermosa Noemí Caballero escuchamos Pasional. Israel compartía vocales con la bellísima Diana Aguilera que luego de un comienzo de entonación dudosa se lució cantando Cantares del alma haciéndole honor a Olguita Gutiérrez.

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Al grito pasillero de “Chúpate la plata” Israel Maldonado hacía una comedia costumbrista mientras acentuaba la potencia de su voz, a ratos a capella buscando luego nuevas vocalizaciones, atrevidas, distintas y arriesgadas siempre confiado, según propias declaraciones, en una seguridad absoluta de entonación.

Pancho, cada vez más concentrado, destacó en su digitación de Esposa y la hermosura melódica de Nuestro Juramento reunió lo mejor de los tres cantando juntos, sobresaliendo Diana Aguilera y su canto en registros bajos de extraordinaria belleza lírica.