AFP
WASHINGTON.- El revuelo político en Egipto tiene a Washington atascado entre apoyar las protestas populares que piden más libertades o un aliado diplomático vital, el presidente egipcio Hosni Mubarak, quien ha sido un apoyo a la estrategia regional de EE.UU. por décadas y garantía de la paz con Israel.

Pero con su régimen de 30 años fuertemente bajo amenaza, en medio de lo una posible 'Primavera árabe' de revueltas contra regímenes autoritarios, los estrategas de Washington deben encontrar una salida.

"Están en una posición difícil, porque hay una gran presión en Egipto y en Washington, la gente piensa que las piezas de dominó simplemente van a caer", dice Gregory Gause, de la Universidad de Vermont. Muchos están preocupados de que caiga un aliado incondicional de EE.UU. en la región, y temen que un gobierno post Mubarak le sea hostil a Washington.

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Así, la presión podría probablemente, según analistas, acumularse sobre el presidente de EE.UU., Barack Obama, que seguramente será culpado por cualquier resultado contrario a los intereses estadounidenses, a pesar de la poca influencia de EE.UU. en la crisis. Un alto funcionario estadounidense dice que el gobierno no está escogiendo a ninguna de las partes, aunque Obama ha pedido insistentemente a Mubarak flexibilizar el control político.