Sería un error separar mucho el escenario del show. Con muy buen gusto el Manso Boutique Hostal, los días jueves, acoge música en vivo en una pequeña sala que, al igual que el resto del hotelito, ofrece calidad artística con estética minimalista que deja en claro lo irrelevante que resulta el tamaño.

Y así, con un público de calidad selecta, se acomodaron Mariano Homps con guitarra acústica y Eliana de Piero cantando un repertorio de rock, folclore argentino y tango inolvidable “Por los colores, sentimientos y poesía que caracteriza la música argentina”.

En un ambiente casero, como reunión hogareña, arrancaron el recital a las 9:25, una hora y media más allá de lo anunciado en la prensa.

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Es incomprensible cómo, aun en aquellos lugares enfocados al turismo del primer mundo, subsisten las peores y más inaceptables costumbres del tercer mundo.

La frescura y el diáfano talento de estos jovencitos argentinos, ambos graduados en la Escuela de Música de Buenos Aires, disiparon la frustración con solo escuchar la claridad, el timbre y apasionada convicción de Eliana de Piero, a sus 20 años una artista verdadera. Reconocible al instante, Eliana cantó La Maza, de Silvio Rodríguez, folclórica de protesta y surrealista, hablando de un amasijo de carne con madera, y estableció una comunicación directa con el público que, enchufado al máximo, nunca se distrajo.

Zamba de carnaval fue el destape, un despliegue vocal con todos los tonos, registros, colores, tesituras y el impacto de una letra que decía: “Quiero empaparte el alma con mi delirio” mientras la guitarra acompañaba en gran forma, esto es, sumando sin distraer. Naranjo en flor inició el tango y La última curda, registros graves, con gran variedad de recursos que pintan la belleza del verso tanguero, trágico y fatalista.

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Y la noche transcurría entre artistas plásticos como Jorge Morales, fotógrafos como Bolo Franco, compañeros, hombres y mujeres de la Escuela de Música de Buenos Aires, incluyendo aquellos ecuatorianos que entusiasmaron a la muchachada bonaerense para venir a mostrar su arte, el clan Portaluppi a la cabeza. ¡Enhorabuena! Y llegó la hora del rock nacional de Argentina cuando Mariano y Eliana entonaron La ciudad de la furia, de Gustavo Cerati y Soda Stéreo, dejando claramente establecido aquel dictum de Eliana que el folclore argentino tuvo mucha influencia sobre el rock nacional, como se pudo apreciar cuando ofrecieron un dúo de voces acompañado de guitarra acústica.

Luego del tango Los mareados, La pomeña a ritmo de chacarera encantó al público elevando el ánimo, y destacó la gran concentración mental de Eliana cantando Arenosa.

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Ya en Rueda mágica, completamente desenvuelta y cada vez más segura de sí y sus considerables recursos, Eliana fue un “show” cantando Esta vida es un lecho de cristal hecho para los dos con mucho elán.

De “los fabulosos Cadillacs” hicieron Siguiendo la luna, cantando a dúo siempre el rock pero fue el tremendismo musical y emocional de Como dos extraños y Malena, dos sendos tangazos que dicen “Malena canta el tango con voz de sombra” y que describe eventos que llevan “Sangre y pena de bandoneón”, lo que llenó expectativas de un público completamente receptivo al hecho artístico.