El martes, Rafael Correa le pidió a los ciudadanos que voten SÍ en la consulta que está por convocar, aunque ni él mismo sabe aún las preguntas.

Pues bien, si es legítimo discutir así, hagamos nosotros un ejercicio parecido.

En la consulta de abril del 2007 (¿Aprueba usted que se convoque a una Asamblea Constituyente?), Correa obtuvo 5 millones y medio de votos (82% del total).

En la consulta de septiembre del 2008 (¿Aprueba usted el texto de la Constitución de Montecristi?), de nuevo ganó “por paliza” (64%), pero pocos repararon que en el intermedio había perdido casi un millón de votos, para quedarse con algo más de 4 millones y medio.

El 26 de abril del 2009 fue reelecto con 3 millones y medio de votos (52%). Otra vez, un millón de sufragios menos. El golpe se sintió sobre todo en la Asamblea Nacional, donde Alianza PAIS no obtuvo mayoría, por lo que hubo que recurrir a la mujer del maletín.

¿Qué ha ocurrido desde entonces? El MPD pasó a la oposición (150.000 votos) y Paco Moncayo y los municipalistas se distanciaron (64.000 votos). Los sindicalistas están furiosos, los indígenas siguen preparando sus movilizaciones, y la población vive temerosa de que la asesinen.

Correa se peleó además con Alberto Acosta y Gustavo Larrea. El primero consiguió 800 mil sufragios en las elecciones para constituyentes, pero en realidad nadie sabe cuántos votos de verdad son suyos.

Alianza PAIS está dividida, a María Paula Romo la persiguen, a Ricardo Patiño lo quieren marginar y el Corcho Cordero denuncia que le serruchan el piso. La moral de los “revolucionarios” no está en su mejor punto.

Correa tendrá a su favor, en cambio, que todavía tiene dinero para repartir en bonos, carreteras y demagogia. El PRE (150.000 votos) todavía le coquetea, y Álvaro Noboa (casi 800.000 votos) ha desaparecido. Pero esos votos populistas no están completamente asegurados. Santiago Pérez reconoce que en los barrios marginales comienza a haber alguna decepción con la Revolución Ciudadana.

Correa desplegará asimismo una campaña publicitaria multimillonaria y contará con expertos en traspapelar votos.

La oposición, por último, no tiene figuras con carisma y pelea a la defensiva.

Pero poniendo todo en la balanza, aún no está dicha la última palabra. Correa correrá con ventaja, pero su triunfo no es seguro. El NO tiene una oportunidad.

Tomen en cuenta ustedes:

-Cada día nos trae una nueva metedura de pata del Gobierno. La última, la de aparecerse por las invasiones del noroeste de Guayaquil, despertó una fiebre de nuevas invasiones. ¿Y qué me dicen de los asesinatos que no los detiene nadie, y de la emergencia en Salud, o del caos que armaron con Reina del Camino?

-Aunque triunfase el NO, el Presidente seguirá en el poder, por lo que nadie podrá decir que rechazando sus propuestas se lo quiere desestabilizar.

-Con la consulta se pretende modificar una Constitución bebé con menos de dos años, y se le pedirá a los electores que se desdigan del voto en la consulta del 2008.

-Correa reconoce abiertamente que quiere “meterle la mano” a las cortes, lo que podría desnudar por fin su proyecto totalitario.

-Por último, y más importante, elevaron el precio del pan, quieren nuevos impuestos para las medicinas y las llamadas telefónicas, y buscan cómo encarecer algunos combustibles. Independientemente de las preguntas, la consulta podría convertirse en sinónimo de un próximo paquetazo, algo que los ecuatorianos hasta ahora no le han perdonado a ningún gobierno.