Los sucesos trascendentes y benéficos de la inmigración ecuatoriana en los estados de Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut fueron escasos en el 2010 si los comparamos con las decepciones de la frustrada reforma migratoria, el Dream Act y los episodios policiales que involucraron a compatriotas.

El suceso más importante fue la elección en noviembre de Francisco Moya, un ecuatoriano de 35 años convertido en asambleísta estatal de Nueva York por el voto popular. Moya es el primer ecuatoriano elegido para una función pública.

Otra noticia que llenó de orgullo a los ecuatorianos fue la sucesión de premios ganados por el cortometraje Enseñando a Odiar, producido y dirigido por el cineasta guayaquileño James García Sotomayor. Exhibido en todo EE.UU., Francia, Italia, Canadá, Colombia y Ecuador, el cortometraje es una lección sobre las consecuencias de la intolerancia racial, y fue filmado luego del asesinato del ecuatoriano Marcelo Lucero.

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El filme ganó en el 2010 el Premio Imagen, en California; premio al mejor cortometraje en el Festival de Cine de Manhattan; premio Excelencia del Festival Indian Fest y Mejor Cortometraje del Festival de Cine de Brodway.

Fin de un sueño

Miles de estudiantes ecuatorianos cifraron su esperanza en la aprobación del Dream Act, una ley que permitiría regularizar su estatus migratorio y continuar sus carreras universitarias. Pese a la presión ejercida por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, no se logró reunir los sesenta votos que se requerían en el Senado por la oposición republicana.

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La misma política antiinmigrante de la derecha republicana sepultó el sueño de una reforma migratoria integral que hubiera podido convertir en residentes legales aproximadamente a medio millón de ecuatorianos que se cree residen sin documentos migratorios en al área de los tres estados.

LA CRÓNICA ROJA

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El suceso mediático de la crónica roja que mayor impacto causó fue la detención del ex árbitro internacional Byron Moreno en el aeropuerto John F. Kennedy, la noche del 20 de septiembre. Moreno portaba adheridos a su cuerpo seis kilos de heroína, lo que motivó su detención en la cárcel federal de Brooklyn, en uno de cuyos calabozos permanece.

Otro capítulo histórico en el 2010 fue la sentencia de 25 años de prisión dictada el 26 de mayo por el juez Robert W. Doyle, de la Corte Criminal de Riverhead, contra Jeffrey Conroy por homicidio en segundo grado motivado por odio racial contra el inmigrante ecuatoriano Marcelo Lucero. Los otros seis integrantes de la pandilla que atacó a Lucero la noche del 8 de noviembre del 2008 en Patchogue, Long Island, fueron condenados a penas entre seis y diez años de cárcel.

En el caso del asesinato de José Sucuzhañay, ecuatoriano asesinado en Brooklyn un mes después de la muerte de Lucero, la juez Patricia DiMango de la Corte Criminal de Brooklyn, sentenció a cadena perpetua a Keith Phoenix, quien golpeó con un bate a la víctima hasta causarle la muerte, y a 37 años de prisión a Hakim Scott, el otro afroamericano que golpeó al ecuatoriano.

El 12 de este mes Ronnie Juett y Jamar Walker, dos sujetos que el 29 de octubre, junto a Keith Walker y Jarron Sligh golpearon salvajemente al trabajador ecuatoriano Julio Serrano en Peekskill, poblado ubicado al noreste de Nueva York, recibieron condenas de ocho años de prisión.

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El 2010 se inició con un suceso fatal para los ecuatorianos. Mientras manipulaba un juego de videos, el niño Anthony Maldonado Juela, de 9 años, fue asesinado en un departamento de Harlem por Alejandro Morales, de 29 años.

El 3 de septiembre, Jorge Martínez, un repartidor de pan, murió en el interior de su vehículo a consecuencia de un disparo efectuado desde una terraza en Brooklyn.

Hasta el momento la Policía no ha arrestado a nadie en este caso, mientras Morales permanece detenido en una prisión del Bronx pero no ha comparecido aún a juicio.