Yaco Martínez
IPIALES, Colombia.- "Es la primera vez en nueve años que un cónsul se da cuenta que hay ecuatorianos en cárceles colombianas. Yo estuve en la prisión de Popayán y me daba rabia porque dos veces llegaron internos colombianos repatriados de Ecuador y nosotros, que buscamos una esperanza similar, nunca tuvimos nada", fustigó Armando Cevallos, interno ecuatoriano, quien junto con su hermano Édison purgan una sentencia de 30 años -en ese país- por secuestro.

Cevallos, durante un programa navideño efectuado en la cárcel de Ipiales, al que asistió el cónsul Nelson López, solicitó a nombre de sus compatriotas encerrados en reclusorios colombianos, que el Gobierno de Ecuador impulse la repatriación a territorio nacional.

Dijo que la cárcel de Popayán se compara al infierno. "Los paramilitares nos trataron de matar a mí y a mi hermano porque a los ecuatorianos nos acusan de guerrilleros. Nos exigían 22 millones de pesos ($ 12 mil) para no hacernos nada. Tuvimos que vender nuestras casas en Ecuador y pagar", sostuvo.

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Cevallos adujo que a familias de presos ecuatorianos les toma entre 12 y 30 horas llegar a cárceles de Popayán, Cali, Bogotá o Medellín para visitarlos.

El cónsul López, en tanto, prometió encargarse personalmente de "impulsar la repatriación" de los connacionales.

En el reclusorio de Ipiales, los presos ecuatorianos son catalogados por los guardias, como tranquilos y no problemáticos.

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Muchos no pasan en los patios sino en la cocina, panadería y aseo de oficinas. Al menos hay 16 ecuatorianos, de ellos cinco cumplen condenas por secuestro y dos por tráfico de armas. El resto prefirió la reserva.

Cevallos es el panadero. Fue detenido en marzo del 2002, en suelo colombiano junto con su hermano y el cabecilla de una banda dedicada al secuestro. Ellos, oriundos de Carchi, "se dejaron convencer", admitió.

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Algunos de los 16 ecuatorianos no han avisado a familiares de su presidio, por vergüenza.