Los pobladores de El Playón, Santa Bárbara y La Bonita creen que como los jóvenes de Sucumbíos no tienen oportunidades para superarse, profesional y económicamente, son blanco para que la guerrilla los lleve a sus filas.

Algunos comentan que muchos jóvenes emigran al otro lado a trabajar, porque “allá hay plata”.

Pocos son los finqueros, como conocen a los que tienen una hectárea de terreno sembrada o diez cabezas de ganado, que generan trabajo.

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Esta actividad, a la que los mismos pobladores la describen como debilidad, porque la inversión es muy escasa y muchos quieren salir del sector, se complementa con la falta de créditos por parte de la banca estatal y privada.

Un agricultor asegura que pasó tres meses solicitando un crédito del 5-5-5 en el Banco Nacional de Fomento, para invertir en la compra de cinco vaconas y el desmontaje de monte para pasto, pero que al final no le dieron. “Ellos (técnicos del banco) conocen la zona y nunca prestan el dinero para invertir en este sector; a uno le ponen toda una serie de trabas que le terminan aburriendo”.

Otro agricultor nacido en Santa Bárbara y actualmente radicado en La Barquilla, cerca a Lago Agrio, comenta que en su camión sube 200 cabezas de plátano. Cien las vende en un recorrido que hace desde La Barquilla por todos los poblados de La Bonita, Santa Bárbara y El Carmelo; y las otras cien las comercializa en menos de dos horas en el poblado de La Victoria, en Colombia.