Los 108 años del nacimiento de Aurora Estrada y Ayala de Ramírez se recordaron ayer. Poeta, novelista, ensayista, maestra y precursora en la lucha por los derechos de la mujer y el niño, tiene un sitial importante de honor en la historia de la cultura ecuatoriana.

Nació el 17 de noviembre de 1902 en la hacienda Juana de Oro, parroquia San Juan, cantón Puebloviejo, provincia de Los Ríos. Acaba de cumplirse el primer centenario de la que fue una vida consagrada con el alma, corazón y sombrero, al servicio social, a la democracia y a la creación literaria; los títulos de su cosecha intelectual son el mejor testimonio. En su poesía, que se caracteriza por el “pensar alto y el sentir hondo”, y por la incursión brillante en las nuevas formas líricas del modernismo, publicó Como el incienso, obra delicada y conmovedora que anunció la presencia de una gran poetisa en las letras nacionales. Luego siguieron la elegiaca Tinieblas, la obra social Nuestro canto, los versos para niños Cometas al viento y la estrictamente lírica Hora cero y Fatum. En el terreno del ensayo escribió Retratos de mujeres.

En 1912 se trasladó su familia a vivir a Guayaquil y en 1920, cuando contaba con 18 años de edad, se incorporó al grupo de poetas Los Hermes, que publicaba sus producciones en una revista de igual nombre dirigida por J. J. Pino de Ycaza y Rubén Irigoyen. También integraban Los Hermes: Jorge Carrera Andrade, Gonzalo Escudero, Francisco Falquez Ampuero, Luis Aníbal Sánchez y Humberto Fierro. Transcurridos varios decenios de su tránsito vital, cuesta trabajo comprender cómo convergió en esta mujer fina y delicada, frágil como un lápiz, tanta fuerza, tanta pasión democrática, tanta voluntad de servicio. Cómo se dio tiempo para pelear donde fuera necesario, para defender a los golpeados por la injusticia. Este fervor que inundaba el espíritu de la maestra le trajo represalias de varios gobernantes (desgobernantes).

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En 1963, la dictadura militar de Castro Jijón le quitó la cátedra secundaria y la expulsó del magisterio. Pero esa acción inicua constituyó un nuevo estímulo para seguir en la batalla. Como respuesta a los golpes recibidos de los detentadores del poder, los grupos de intelectuales, de colegas maestros y de varias organizaciones sindicales le ofrecieron afectuoso homenaje. Ciudadana del mundo, concurrió a numerosos congresos internacionales en representación del Ecuador. Destacamos la Primera Conferencia Latinoamericana de Mujeres, en Brasil en 1954, y el I Congreso Mundial de Madres, en Suiza, en 1955. Aurora Estrada y Ayala de Ramírez falleció el 12 de marzo de 1967 mientras dictaba una conferencia en el Café Galería 67. Llevan su nombre el Colegio Nacional Aurora Estrada y la Biblioteca de la Casa de Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión, y en su tierra natal tenemos con su nombre la calle principal. Tres de sus hijos heredaron su talento literario, el novelista Alcino Ramírez Estrada, el poeta Édgar Ramírez Estrada y la ensayista y poetisa Isabel Ramírez Estrada.

Aurora Estrada fue declarada Redactora de Honor de EL UNIVERSO por el fundador de este Diario, Ismael Pérez Pazmiño.

José M. López Guerrero,
San Juan de Puebloviejo, Los Ríos