Son las 06:00 del domingo 17 de octubre. Campesinos de la parroquia Sabanilla del cantón Pedro Carbo (Guayas) se asombran al descubrir en medio de los matorrales los cadáveres de tres jóvenes, todos ellos con disparos en la cabeza.

Los abatidos no son de ese sector y los pobladores avisan a la Policía Nacional acerca de la trágica noticia.

Luego de las indagaciones preliminares, la Policía identifica a los fallecidos y sus deudos inmediatamente se trasladan desde Guayaquil hasta la morgue del cantón Daule, donde fueron llevados los cuerpos.

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Se trata de Carlos Javier Granoble Pachay, de 18 años; Jonathan Eduardo Tumbaco Noboa, de 17, y William Issac Cárdenas Zorrillo, de 22, todos ellos moradores del populoso sector de Paraíso de la Flor. Los familiares hasta el momento no saben por qué aparecieron en esa zona ni por qué los mataron.

Solo se sabe que pertenecían a un grupo religioso y que el pasado sábado salieron de sus casas al parecer rumbo a una fiesta en Jipijapa (Manabí).

Diecisiete horas después, en el recinto Norcorozal, en Ricaurte (Los Ríos), desconocidos acribillan a Netzar Orlando Jorgge Guerrero, de 62 años; Giovanni Jorgge Vera, de 42, y, Ángel Eulogio Vera García, de 18, todos ellos familiares.

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Al día siguiente, a las 21:00, en el sector La Mariscal, en Quito, son victimados tres africanos y un guatemalteco en una vivienda que funcionaba como hostal. Los extranjeros tenían disparos en la cabeza y sus cuerpos estaban alrededor de una mesa.

El país no salía de la conmoción por la masacre en la capital cuando a las 22:30 del martes último se producía otro triple crimen. En esta ocasión la muerte tuvo como escenario el kilómetro 32 de la vía Guayaquil-Santa Elena, donde fueron encontrados en el interior de un lujoso auto BMW de placa GNY-722 los cadáveres de Manuel Cueva Condoy, Marco Sanmartín (30) y Ángel Moncayo Condoy (29).

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Las víctimas estaban maniatadas con cinta de embalaje y todas tenían disparos en la cabeza. Al parecer habían sido asesinadas dentro del automotor y abandonados a un costado de la carretera.

Fueron 72 horas de la semana pasada en que solo estos casos dejaron como resultado trece víctimas. Estos asesinatos múltiples, al estilo sicariato, se suman a los 1.799 que se han registrado en el país de enero a agosto del presente año, según reportes de la Dirección Nacional de la Policía Judicial. El año pasado en el mismo lapso se registraron 1.786 homicidios.

Solo en Guayaquil se reportaron 484 muertes violentas desde enero hasta el 10 de octubre último, según el Observatorio de la Seguridad Ciudadana, es decir, una media de 50 asesinatos cada mes. Esto la convierte de la ciudad más violenta seguida por localidades de Esmeraldas, Pichincha, Manabí, El Oro, Los Ríos, en su orden.

Los crímenes superan incluso a las muertes por accidentes de tránsito en la ciudad, que reporta 277 fallecimientos.

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Sobre las dos últimas masacres de Quito y en la vía a la costa, las autoridades sospechan motivos relacionados con narcotráfico y lavado de activos.

Al menos en ese sentido se pronunció el gobernador del Guayas, Roberto Cuero, quien señala que cuando hay una captura importante de droga se producen este tipo de asesinatos. En el caso de los africanos abatidos se encontraron rastros de droga donde los mataron.

El comandante provincial de la Policía, Miguel Chiriboga, dice que preocupa la escalada de violencia en la última semana en Guayaquil. Sin dar mayores detalles señala que en la mayoría de las víctimas del sicariato se sospechan ajustes de cuentas por narcotráfico.

Por ello, Chiriboga manifiesta que sobre los recientes casos la Policía Judicial, Unidad de Inteligencia Antidelincuencial y la Jefatura Antinarcóticos trabajan conjuntamente e intercambian información. “Apenas tengamos resultados los daremos a conocer”, señala.

El fiscal segundo de la Unidad de Delitos Contra la Vida, Roberto Valdez, coincide con Chiriboga, y manifiesta que la escalada de violencia tiene como principal factor las vendettas entre bandas. Señala que de los casos que le compete indagar el 50% son mediante la modalidad del sicariato. “Lamentablemente es algo que ya se ha enraizado en el país”, sostiene.

Respecto a la impunidad, Valdez manifiesta que uno de los factores principales es la falta de colaboración de los familiares de las víctimas.

Valdez estima que solo el 5% de los familiares llegan a la etapa de sentencia con la acusación particular. “En la mayoría de las audiencias de juzgamiento por asesinato he estado solo contra los acusados y no va ni un familiar de las víctimas (...). Uno como Fiscal se expone a estos riesgos”, enfatiza.

Relata que al comienzo los familiares presentan la denuncia, reclaman justicia ante la prensa, pero luego ni se acercan a preguntar cómo va el caso.

No obstante, considera que muchas veces abandonan los procesos porque son intimidados por mafias allegadas a los victimarios, aunque también existen los casos en que los deudos saben que sus parientes estaban vinculados en actividades ilícitas, por lo que desisten de exigir justicia.

Por muertes violentas, la Policía reporta la detención en el país de 325 personas.

Otros Casos

1 de enero 2010
Más de quince tiros descargaron dos sujetos que asesinaron a dos hombres e hirieron a otros cinco en una esquina de la cdla. Colinas de Alborada, norte de Guayaquil.

13 de enero
Los cadáveres de cinco hombres fueron encontrados dentro de un auto estacionado junto al hospital Samuel Ratinoff, noroeste de Guayaquil. Las víctimas estaban cubiertas con un plástico negro en un Peugeot de placa GNZ-804.

16 de abril
A la altura del río Macul, en el límite de las provincias del Guayas y Los Ríos, se encontraron los cadáveres de dos colombianos y dos ecuatorianos. Personal de Criminalística de la Policía confirmó que las víctimas estaban atadas de pies y manos y tenían una funda plástica en la cabeza.

29 de mayo
En el bloque 3 de la cooperativa Balerio Estacio, en el noroeste de Guayaquil, asesinan mediante disparos a Rosalía Tigrero Arana, de 51 años; su nuera Roxana Urbelina Morante Mendoza, de 22, y Brithany Rivas Morante, de 4, mientras dormían en su casa.

25 de julio
Diez detonaciones interrumpieron el sueño de los moradores de la ciudadela
La Floresta 3, manzana 213F, en el sur de Guayaquil. Allí asesinaron a tres personas que conversaban en un parqueadero del sector.

9 de octubre
Seis personas fueron torturadas y asesinadas en Esmeraldas. El hecho se produjo cerca de la 01:00, en el sitio denominado Wínchele, a 17 kilómetros de la ciudad de Esmeraldas.

Roberto Cuero
Gobernador del Guayas
“Estamos viendo ciertos vínculos con delitos mayores como tráfico de armas y drogas en estos casos”.