Sobre el ataúd de Viteri Froilán Jiménez, el miembro del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) que falleció el jueves pasado durante la balacera en el Hospital de la Policía, caían lágrimas de sus compañeros y de su esposa, Mabel Ubidia.

La mujer acariciaba el vidrio que cubría el rostro del policía y murmuraba que lo amaba, que lo iba a extrañar siempre.

Escenas parecidas, de dolor, se vivieron en los velatorios de los cuatro fallecidos, por heridas de bala, durante la revuelta policial del jueves.

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A más de Jiménez, murieron el policía Efrén Calderón, el militar Jacinto Cortez Joya y el estudiante de la Universidad Central de Ecuador (UCE) Juan Pablo Bolaños.

En las inmediaciones de la morgue policial de Quito, Maribel Ubidia hablaba de lo orgullosa que estaba de su esposo. “Él me comunicó que iba a participar en un operativo y nada más. Me sentía muy preocupada, más de lo normal. Lo llamaba como loca a su celular y no contestaba. Más tarde me dieron la mala noticia de que había muerto”, contó la viuda.

La noche del viernes, el policía –que falleció a los 28 años– recibió los honores en una capilla ardiente que le prepararon sus compañeros para despedirlo. El acto se llevó a cabo en las instalaciones del GIR, en Pusuquí, al norte de Quito. Luego del adiós fue trasladado a Loja, su ciudad natal, para el entierro.

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El velatorio del sargento segundo de la Policía Efrén Calderón se realizó la tarde del vienes en el destacamento donde prestó sus servicios, el Regimiento Quito Dos, ubicado en el Centro Histórico de la capital. Ese mismo día, por la noche, fue trasladado hacia Ibarra, donde fue sepultado.

Tenía 28 años. Falleció en los alrededores de su cuartel al recibir el impacto de una bala en el pecho. Aunque llegó al Hospital Eugenio Espejo, los doctores no lo pudieron salvar, pues sus signos vitales eran demasiado débiles.

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El soldado Jacinto Orlando Cortez Joya, de 25 años, recibió los honores de despedida en el cuartel Rumiñahui, situado en La Kennedy, en el norte de Quito. Su conviviente acudió a la ceremonia junto con su hija, de dos meses.

La noche del viernes, el cuerpo fue trasladado en un automotor rumbo a Santo Domingo de los Tsáchilas, donde sus familiares realizarán una ceremonia religiosa y el entierro.

Los familiares y amigos de Juan Pablo Bolaños le dieron el último adiós en la funeraria Monteolivo, al nororiente de Quito, donde también fue sepultado. El joven, de 24 años cursaba el cuarto año de la Facultad de Economía.

Al velatorio acudieron el rector de la Universidad Central del Ecuador, Édgar Samaniego, y el presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (FEUE), Carlos Torres, quien estuvo junto a Bolaños durante el incidente que provocó su muerte. Posteriormente llegó el presidente Rafael Correa junto a su esposa, Anne Malherbe.

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Torres contó que el jueves un grupo de estudiantes universitarios acudió al Regimiento Quito Dos para protestar.

Todos permanecieron unidos, hasta que una balacera, que empezó a las 21:00, dispersó a los manifestantes, quienes buscaron un lugar seguro. Luego, el dirigente universitario se enteró de que Bolaños recibió dos balas: una en la pierna y otra a la altura del cuello.

El joven participó en la campaña política que permitió el cambio de dirigencia estudiantil en la Universidad Central.