Al viaje que realizó hace 63 años a Panamá para ofrecer presentaciones lo considera el inicio de su carrera artística. Héctor Jaramillo lo rememora con el mismo entusiasmo con el que sube a los escenarios para cantar la música ecuatoriana que, asegura, lo ha llevado a recorrer varios países.

“He viajado mucho y lo hago para cantarle a los ecuatorianos”, anota mientras hace hincapié de no ser como los que dicen “que vienen cantando para otro público”, “Yo canto para mi gente donde esté y claro, también para los que están relacionados con ella”.

Jaramillo es pausado al hablar. Su voz grave aún suena clara y firme. Él, que el próximo 23 de noviembre cumplirá 79 años, revela gozar de buena salud porque se cuida. Evita las carnes rojas y en su régimen alimenticio constan principalmente las legumbres, las frutas y el yogur con cereal.

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“Tengo una presión de 120/80. Es de veinteañero”, indica con buen humor y agrega: “No tengo nada que ver con los triglicéridos”. El baile también está presente en la vida de Héctor Jaramillo, quien lo disfruta, en especial, cuando está en el escenario y hace suyos ritmos como la punta, la lambada, el break dance y el rap.

Estos constan en los discos de música ecuatoriana que ha grabado con esos acordes. Confiesa que primero y hace unos 30 años empezó con los “pegaditos”, como denomina a los mosaicos ­fragmentos de pasacalles, albazos, tonadas, sanjuanitos y otros géneros nacionales­ que grabó para llegar al público con más canciones. Luego ideó darles otros ritmos a estas mismas composiciones.

Recibió críticas, admite, pero su propósito estaba justificado. “Quería llegar a la juventud con nuestras canciones en géneros que estaban de moda y los atraía”. Para que su estrategia funcionara, Jaramillo acudió incluso a planteles educativos para, durante los recreos, interpretar su música.

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Así nació el chamtashpa rap, la punta y la lambada que ahora lo caracterizan en las tarimas. “Interpreto las canciones ecuatorianas en estos ritmos, pero sin quitarle su sabor”, anota.

Añade que su propuesta tuvo y tiene acogida, pero su verdadero derrotero es el pasillo El pañuelo blanco, que hace 38 años compuso su compadre, el autor ambateño Fausto Galarza, quien también escribió El clavel negro y El lirio amarillo.

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Cuenta que tras integrar grupos como Los Latinos del Ande, Los Cuatro Brillantes y el Trío Los Brillantes, le dieron el pasillo para que a su vez lo entregara a otro intérprete, mas, como a este no le gustó, decidió grabarlo con el valse Ódiame si quieres, de Naldo Campos.

“La canción reventó como el canguil y hasta ahora es la que más me piden en los conciertos. La gente está aleccionada porque a la tercera canción saca una servilleta, un pañuelo o lo que tenga de color blanco. Entonces sé que debo interpretarlo”.

Versiones de El pañuelo blanco hay muchas, acota Jaramillo. “En Argentina lo grabaron como tango y balada y en Paraguay como guaraña. Se escuchó en la voz de JJ y Lucho Barrios; y aquí en el país, como bachata, paseíto, tecnocumbia”.

Aunque lleva menos de un mes en el país, pues del 1 de mayo al 30 de junio pasados cumplió presentaciones en Perú, Argentina, Brasil, España, Francia e Italia, Jaramillo ya tiene un nuevo itinerario. “El 23 de octubre actuaré en Inglaterra, desde el 6 de noviembre hasta mediados de diciembre me presentaré en Estados Unidos y Canadá; y el fin de año lo recibiré en Bruselas y Bélgica. Soy medio mandarina y ya pedí permiso”, comenta.

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Jaramillo indica cumplir un mínimo de tres giras al año. “No tengo empresario ni ando acolitado con nadie. La gente me contacta a través de internet. Pero solo sé recibir y responder mensajes”.

El artista celebra sus 63 años de carrera con un show en el que actuarán también Marcia Casanova y el trío Fronteras.

Presentación

El concierto Voces, guitarras y un pañuelo blanco se realiza hoy, a las 21:00, en La Posada de las Garzas (Circunvalación Norte 536 y calle Primera). Entrada: $ 20.