Robos, ultrajes y agresiones soportan los guayaquileños a diario, en manos de la delincuencia.

Esta modalidad del delito consiste en mantener secuestrada por horas a la víctima hasta desvalijarla de sus prendas de valor y obtener dinero de sus tarjetas de débito o de crédito.

Incluso, las formas en que los delincuentes someten a sus víctimas tienen características  cada vez más violentas.

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Relatos de afectados señalan agresiones físicas, asesinatos y abuso sexual cuando se trata de mujeres.

Las cifras del Centro de Estudios e Investigaciones Estadísticas de la Escuela Superior Politécnica, que audita las denuncias presentadas en la Fiscalía, señalan que este tipo de ilícito se ha incrementado en el 22% en relación al mismo periodo del año pasado.

A inicios de año, Juan Ruales, comandante provincial de la Policía,  indicó que el grupo denominado Los Intocables pondría énfasis en temas como sicariato y secuestros express.

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Psicólogos señalan que esta experiencia es traumática, por lo que recomiendan tratamiento profesional.

“Desde ese día no he podido dormir tranquila”, dice Delia Galarza, quien el pasado miércoles sufrió un secuestro express en el paso a desnivel frente al centro comercial Mall del Sol, en el norte de Guayaquil.

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“Solo pensar en lo que me hubieran hecho esos tipos, porque yo no tenía nada que me pudieran robar, me aterra, pero gracias a Dios pasaron los policías y los detuvieron”, señala.

Delia evitó el secuestro express al enfrentarse con uno de los dos sujetos que se subieron al taxi. “No sé de dónde salieron, pero forcejeé cinco minutos y el chofer no hacía nada”.

“Yo gritaba para que me vieran, para que sepan que yo estaba ahí, temí que me cayera un disparo porque los delincuentes al ver a los policías les dispararon”, recuerda Delia.

La experiencia de Delia también la sufrieron otras 194 víctimas entre enero y julio de este año, según las estadísticas de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol).

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Las denuncias por secuestro express presentadas en los primeros siete meses del 2010 aumentaron en el 22% con relación al mismo periodo del año pasado, cuando la cifra se ubicó en 152. Mientras que en el 2008, de enero a julio, se computaron 104 casos y 145 en el 2007.

El Observatorio de Seguridad Ciudadana (OSC) de Guayaquil, de enero a julio, reportó en su página web, hasta el viernes pasado, 363 casos de secuestro express. Su información está basada en las denuncias de la Fiscalía, los reportes policiales y quejas presentadas en comisarías.

En el sitio de internet del OSC Guayaquil no existen datos de años anteriores.

Seguir una vida normal no ha resultado fácil para Delia. A partir del día en que quisieron secuestrarla todo cambió en su rutina diaria. “Ahora estoy tomando pastillas para poder dormir y ya no sé si subirme en un taxi o irme en bus; dejo pasar algunos carros porque parece que me van a hacer algo en todos los taxis”, lamenta.

Según el psicólogo Eduardo Santillán, los traumas que se forman después de sufrir un secuestro express pueden derivar en la carencia de confianza y “la capacidad de actuar ante cualquier peligro en un entorno”.

Santillán sostiene que encerrarse en casa no es recomendable, debido a que podría crear en la víctima un rechazo a la sociedad. “La contribución de su entorno familiar es importante. Debe darle apoyo. Hacerle sentir que ya todo ha pasado y buscar ayuda profesional inmediata”, recomienda el psicólogo.

La experiencia que vivió Jorge Delgado, de 50 años, desde las 20:00 del pasado miércoles hasta las 00:30 del jueves, también fue traumática, cuenta.

“Lloré encerrado en la cajuela, pensando en que me iban a matar”, recuerda Jorge mientras explica que los delincuentes que le hicieron un secuestro express lo golpearon. “Me duele horrible la cabeza”, dice tratando de contener las lágrimas.

El hombre conducía por la vía Perimetral un camión cargado con aceites lubricantes valorados en 20 mil dólares, cuando dos sujetos aprovecharon un semáforo para embarcarse.

Lo apuntaron con un arma y obligaron a conducir. Luego lo bajaron y metieron en la cajuela de un auto. “Me dijeron que me portara bien y luego de robar la mercadería me dejaron botado en la ciudadela Alborada”.

Dice sentir temor por lo ocurrido, pero que la necesidad de trabajar lo obliga a intentar dejar atrás esta experiencia. “Solo pensaba en mis hijos y les decía (a los delincuentes) que no me mataran por mis hijos”.

Santillán señala que superar un trauma depende del carácter de la víctima. “Es difícil decir en qué tiempo porque depende del temperamento de las personas, pero lo primero que deben hacer es buscar ayuda”.

Las denuncias revelan que los delincuentes buscan apropiarse del dinero de las víctimas a través sus tarjetas de crédito y débito. En algunos casos terminan ultrajándolas sexualmente o robando sus automotores.

Esto último le ocurrió a Mario Bastidas el pasado martes, a las 21:00, cuando circulaba en su auto Chevrolet Aveo, de placas GRW-7926, en el centro de Guayaquil. No iba a denunciar porque los ladrones le habían prometido dejar el carro botado en una dirección, pero esto no ocurrió. También lo amenazaron de muerte.

En el documento cuenta que los dos pasajeros que llevaba al norte lo apuntaron con una pistola y lo metieron en una casa, donde lo encerraron en el baño con la cara cubierta con una franela y cinta de embalaje. “Le pedía que no me hicieran daño, que no me mataran, que tenía dos niños, les rogué que me devolvieran el carro porque era mi sustento; luego llegó otro sujeto y me dejaron abandonado por Samanes 7, maniatado”.

Sobre el incremento de los secuestros express la Policía no quiso pronunciarse. Juan Ruales, jefe del Comando Guayas, dijo que había delegado al comandante de la Policía Judicial del Guayas, Ulises Proaño, para que hablara del tema, pero este, a través de su secretaria, dijo no haber recibido tal orden.

A inicios de año Ruales indicó que un grupo de policías, denominados Los Intocables, iban a poner énfasis, a más del sicariato, en “lo que corresponde a secuestros express y sacapintas”.

Detalles: Recomendaciones
Comunicar a un familiar
El fiscal de Delitos Flagrantes, Julio Aguayo, recomienda a las personas que abordan taxis llamar cada cierto tiempo a un familiar e indicarle la ruta que está siguiendo el conductor.

En compañía
Es preferible subir a un auto de alquiler en compañía de un amigo, o tomar un bus de transporte público.

Observar
Mientras viaje trate de memorizar el rostro del conductor, pregunte su nombre y las características del vehículo.

Guardar la calma
En caso de ser víctima de secuestro express deben tratar de mantener la calma y colaborar con los delincuentes en sus requerimientos para evitar ser lastimados físicamente.

Denunciar
Es importante denunciar el caso en la Fiscalía.