Si algo caracteriza a la Expolibro de este año es la ausencia del objeto que debe ser el protagonista: el libro. Pocos son los pabellones dedicados realmente al libro y a la literatura: Librería Vida Nueva, Océano, Grupo Editorial Norma, Círculo de Lectores, la Casa de la Cultura de Quito, la Dirección de Educación del Guayas, el pabellón que comparten Cuba y Venezuela, entre otros.

Gran parte de los espacios de la Expolibro están ocupados por instituciones que promocionan una diversidad de productos y servicios que distan de la actividad librera. Está, por ejemplo, Parques de la Paz, que con un sugestivo letrero que dice: “Bríndele a su familia la tranquilidad que merece”, promociona tumbas.

Están, asimismo, las empresas que expenden productos hechos a base de miel de abeja, los pabellones de artesanías y objetos que calman el estrés, los lugares que ofertan una variedad de cursos de inglés, así como los stands dedicados a la dulcería.

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Otro rubro notorio son los libros religiosos y de autoayuda y una variedad de minilibros, con chistes, adivinanzas, frases célebres, etcétera. LibriMundi y Mr. Books, dos de las grandes librerías asentadas en Guayaquil, no están presentes, al igual que editoriales como Planeta o Alfaguara.