Abraham Chimborazo, de 26 años, salió corriendo de un local de internet. Cruzó la calle y, cuando no había avanzado ni diez metros, se desplomó en el parterre de la avenida América, al norte de Quito. El parte médico determina que murió desangrado; había recibido una puñalada abajo del corazón. Sucedió a las 10:15 del 17 de mayo pasado.

Minutos antes hubo una pelea en el local. En un bando estaba Álvaro Paredes, vocero de los skinheads (cabezas rapadas) de la Brigada Antifascista, y del otro, Abraham con sus hermanos Francisco y Juan Pablo, integrantes de Acción Nacionalista Revolucionaria (ANR), de tendencia neonazi.

No hay aún una versión definitiva de quién empezó la gresca. Sin embargo, al siguiente día, Álvaro Paredes –a través de un video enviado desde la clandestinidad– reconoció que mató a Abraham Chimborazo. Dijo, con la cabeza rapada, que lo hizo en defensa propia, porque había sido atacado por los tres hermanos.

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Anteayer, Álvaro, de 20 años, se entregó a la justicia y se encuentra detenido en la Cárcel 4, por motivos de seguridad.

Los hechos del 17 de mayo aún son confusos y la Policía recién empieza a armar el rompecabezas.

Luego de varios años de peleas callejeras entre neonazis y antifascistas, la muerte de Abraham, o Ram 88, como lo llamaban sus “camaradas” de ANR, marca el peor momento de estas disputas. Y, por el tono de las amenazas de ambos grupos, el conflicto entre estos bandos podría empeorar.

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En su blog, el pasado 24 de mayo los neonazis publicaron un homenaje a Ram 88. En varias de las fotos expuestas se lo puede ver en reuniones y actividades fascistas.

Sus “camaradas” lo califican como un joven trabajador, “un pagano a carta cabal”, que manejaba el principio del “vive y deja vivir”, como alguien que practicaba el montañismo y la gnosis, y que amaba a los animales y a la vida.

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Abraham aparece como un clásico skinhead: cabeza rapada, corpulento, botas punta de acero, pantalones ajustados con dobleces en las bastas, camisetas apretadas y chaquetas con distintivos nazis y la bandera del Ecuador.

Estos skinhead se han declarado seguidores de Hitler y se califican como jóvenes comprometidos con defender la identidad ecuatoriana.

Dicen estar en contra del aborto, del uso de drogas, de la homosexualidad, de la delincuencia y de la prostitución, porque son “vicios” que denigran al ser humano. Quienes caigan en ellos pasan a formar parte de lo que denominan escoria.

“Yo soy un soldado de esta patria, que si tengo que luchar para que el Ecuador se regenere, yo estaré en las calles para que así sea”, afirmó Víctor, quien piensa proteger a su “raza superior”, es decir, lo que llama la “raza ecuatoriana”.

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En Quito, grupos como Sangre por Sangre, Legión Negra y Juventudes Hitlerianas comparten la ideología nacionalista de ANR. Existen células en Guayaquil, Atuntaqui, Loja, Cuenca y Riobamba.

Álvaro Paredes, en cambio, pertenece a los Red & Anarchist Skin Heads (RASH). Son comunistas marxistas que reivindican la clase obrera más que a la patria. Aseguran ser antirracistas e identifican a los nazis como sus enemigos.

Por ello crearon la Brigada Antifascista, conformada por punkeros, rockeros, seguidores del hip hop, reggae y otras culturas urbanas. La lucha contra los neonazis los unió, pues aseguran que durante mucho tiempo fueron golpeados y perseguidos durante las jornadas de limpieza que llevaban a cabo los skins de ANR.

Tanto los unos como los otros tiene su propia guerra en internet. Por ahora, coinciden, no van a hacer declaraciones a la prensa.

Pero desde sus blogs y en foros virtuales las amenazas van y vienen. Tras la muerte de Abraham Chimborazo todos se acusan, se buscan, se convoca para la lucha en contra del enemigo.

Incluso, hay gritos desesperados. Desde el sur del país, Josep (seudónimo) hace un llamado: “Camaradas, en Loja se necesita una brigada de limpieza, (la ciudad) está llena de escoria; solo no puedo”.

La madre de Abraham Chimborazo, Beatriz Macas, pidió que se condene a 25 años de prisión a Álvaro Paredes. Solo de esa manera, afirmó, su familia y el grupo de Abraham los dejarán en paz.

Álvaro Paredes piensa que esta es una nueva oportunidad que tiene la justicia ecuatoriana para demostrar que se trabaja bajo estándares de verdad.

La Policía y el ministro de Gobierno, Gustavo Jalkh, han anunciado una investigación. Pero en las calles el tema va tomando formas de amenaza y venganza. “Ni la cárcel ni nada nos va a detener para cogerles (a los antifascistas) y hacer justicia con nuestras propias manos. Mi hermano no ha muerto, vive igual que Hitler”, dijo uno de los hermanos de Abraham Chimborazo.