Mientras leía una entrevista a Carlos Polo Samaniego, antropólogo, director para América Latina de Population Research Institute, acerca de la estrategia abortista, pensaba: ¡Nada nuevo! Es la misma estrategia que consiste en repetir verdades a medias; estrategia que sirve para hacer tragar ruedas de molino en el campo de la política partidista, de las ideologías, del comercio, de la historia para crear héroes o villanos. Se han creado en Ecuador.

Carlos Polo Samaniego señala a modo de muestra dos casos de una lista de casos “fabricados”, en los que se aplicó la siguiente estrategia para promover el aborto: el de Quintana Roo, México, y el de Recife, en Brasil.

Primero: El drama de las niñas embarazadas, generalmente real, es presentado con una única “solución” posible y sin efectos secundarios: el aborto. Segundo: Se monta una campaña, en la que se presenta a quienes buscan salidas diversas del aborto, como personas insensibles y antihumanas, como la campaña contra el primer ministro canadiense Stephen Harper. Tercero: Se repite a saciedad la verdad de que la mujer es dueña de su cuerpo. Cuarto: Bajo el nombre de “salud reproductiva” se oculta no solo la anticoncepción, sino también el aborto. Quinto: Se calla la pregunta clave o fundamental: ¿es el feto solo una cosa, como un tumor en el seno de la mujer, o es un ser humano no desarrollado, pero ser humano, que no es propiedad de nadie? Sexto: En consecuencia, se niegan a discutir la situación legal de los niños no nacidos; quienes no tienen protección alguna. Séptimo: El bien inmediato de la mujer justifica la muerte de esa cosa, de ese feto considerado tumor.

Carlos Polo señala a Mónica Roa, Luisa Cabal y Lilian Sepúlveda, miembros del Centro de Derechos Reproductivos como las que mueven a usar la angustia que surge en casos concretos, y también a usar los tribunales como foros excelentes para promover la legalización del aborto. Afirman que en esta estrategia de litigios la oponente radical es la Iglesia católica.

La doctora Rosario Laris, médica cirujana, maestra en salud pública y doctora en Bioética, señala cuatro mitos principales sobre el aborto: a) Legalizar el aborto reduce la mortalidad materna. India despenalizó el aborto en 1972; sin embargo, el 25% mundial de las muertes maternas sucede en India. Rusia tiene el aborto despenalizado y una proporción seis veces mayor de muertes maternas que Irlanda, que no tiene despenalización del aborto; b) Si no se despenaliza, aumenta la mortalidad en la clandestinidad de abortos. La doctora, de acuerdo al Instituto de Estadística de México, afirma que la mortalidad se debe principalmente a hipertensión; c) La legalización disminuye los casos de aborto. En España se despenalizó hace 20 años; el aborto ha aumentado 200%; d) “El aborto no tiene efectos secundarios dañinos”. Según estudios en Nueva Zelanda, de 630 mujeres, a las que se dio seguimiento desde su nacimiento y se embarazaron, de las que abortaron el 50% quedó propenso a la depresión. De las que no abortaron el 25% quedó propenso a la depresión.