El invierno en el litoral ha vuelto a ser el periodo de lluvias al que estábamos habituados quienes vivimos en Guayaquil desde hace treinta o cuarenta años. No hemos sido víctimas de un “niño despiadado”, pero sí se ha puesto muy en claro que los preparativos para recibir al invierno dejan mucho que desear; no hemos avanzado, quizá retrocedido. La naturaleza sigue haciendo de las suyas; las inundaciones arrasan con diques; algunas escuelas y colegios no logran impedir que se inunden sus aulas y patios. Las áreas rurales deberán esperar unas semanas más hasta iniciar clases en aquellas zonas donde aún llueve; los caminos vecinales están en muy mal estado. Dependemos aún de los caprichos de la naturaleza.

Unos antes, otros después, en pocas semanas más los infantes, niños y jóvenes volverán otra vez a las aulas; bien está alimentar sus mentes con la oportuna información para que conozcan las leyes que gobiernan el universo, sin olvidar, eso sí, que a más de las nociones que tienen que interiorizarse, existen valores y normas que es menester que lleguen a ser parte de la vida de nuestros estudiantes; estos valores y principios son los que quedarán grabados en su memoria; muchos conceptos se olvidan, pero las reglas de comportamiento humano permanecen mientras dura la vida.

A propósito de lo dicho, inserto aquí algo referente a los Estados Unidos de Norteamérica; son convicciones que rigen la vida de este pueblo; algunas son de sentido común. Lo importante es que estos principios han sido asimilados por la población y constituyen hilos conductores de diversos comportamientos sociales. Leámoslos sin prejuicios:

 “¿Saben dónde está el secreto de los americanos? Muy sencillo, hace más de 150 años aprendieron algo que parece que nosotros no hemos aprendido ni queremos aprender. Son solo diez muy simples premisas:

“1. Usted no puede crear prosperidad desalentando la iniciativa propia.

“2. Usted no puede fortalecer al débil, debilitando al fuerte.

“3. Usted no puede ayudar a los pequeños, aplastando a los grandes.

“4. Usted no puede ayudar al pobre, destruyendo al rico.

“5. Usted no puede elevar al asalariado, presionando a quien paga el salario.

“6. Usted no puede resolver sus problemas mientras gaste más de lo que gana.

“7. Usted no puede promover la fraternidad de la humanidad, admitiendo e incitando el odio de clases.

“8. Usted no puede garantizar una adecuada seguridad con dinero prestado.

“9. Usted no puede formar el carácter y el valor del hombre quitándole su independencia (libertad) e iniciativa.

“10. Usted no puede ayudar a los hombres realizando por ellos permanentemente lo que ellos pueden y deben hacer por sí mismos”.

Sugiero a los maestros ecuatorianos hacer conciencia en los estudiantes de estas sencillas normas de vida (“no gastar más de lo que se gana”, algo tan claro que en ocasiones olvidan nuestros economistas). Autoestima, equidad, ecuanimidad, sindéresis, previsión, libertad, solidaridad, trabajo, responsabilidad, honradez, respeto, son algunos de los valores que están incluidos en este Decálogo atribuido a Abraham Lincoln. Sabiduría añeja.

Cotejemos nuestras convicciones con este Decálogo; a lo mejor, nos encontramos con novedades.