Tiene tres semanas de graduado y ya quiere trabajar. “Lo que busco es independizarme y sentir que soy productivo”, dice emocionado Luis Alfredo Zúñiga, quien estudió en el colegio Cristóbal Colón y que desde que se graduó empezó a armar su currículum vitae, que ha pulido con ayuda de sus padres.

Ahora, cuenta, tiene una hoja de datos, el acta de grado y unos trabajos con los que participó en el colegio como parte de su carpeta. En total cinco papeles con los que cree resumen su vida colegial y sus capacidades.

Gabriela Soto, gerente general de Excellence Consultores, dice que “rellenar” el currículum vitae es un error muy común entre los jóvenes, pues sienten que no han hecho mucho. Sin embargo, recomienda dar solo datos específicos, porque los adjuntos muchas veces no son tomados en cuenta.

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Elizabeth López, gerente de Consultoría de Consultop, explica que es muy importante poner lo prioritario, pues quien hace selección de personal puede dedicar en promedio 30 segundos a las hojas de vida.

Después de este primer paso, el siguiente es aprovechar la entrevista desde el primer momento, pues la seguridad que transmite la voz, la fuerza en el primer apretón de manos o la forma en que esté recogido el cabello son detalles que serán observados, según López.

Jaime Hervas, gerente de Manpower en Guayaquil, señala que la entrevista es el momento para utilizar los mayores atributos de un bachiller, su actitud y predisposición.

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“Hay que demostrar que lo que no sabe lo puede aprender”, agrega.

Camila Arosemena, profesora de Presentaciones Profesionales de la Universidad Casa Grande, asignatura que tiene entre sus fines preparar a los jóvenes para sus primeras experiencias laborales, indica que lo primero que debe asumir un graduado es que esas citas requieren preparación previa y planificación.

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Sin embargo, recalca que “los chicos deben ser ellos mismos, pero asegurarse de que se vean lo más profesionales”.