La juventud y la madurez se mezclaron. La frescura de lanzar palabras casi con espontaneidad se conjugó con la sutileza y profundidad de los poetas más experimentados durante el primer recital de poesía contemporánea del año, que se realizó la noche del jueves pasado, en el Salón de Conciertos Horacio Hidrovo, de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí (Uleam), en Manta.

Seis poetas de distintas generaciones leyeron sus últimas creaciones ante decenas de asistentes, quienes aplaudieron al unísono tras cada texto leído o se quedaron en silencio en un ambiente que incluyó, además, melodías en las que predominaron el violín y saxofón.

Los más jóvenes iniciaron el ruedo. La periodista chonense Yuliana Marcillo, de 22 años, relató sus versos irreverentes con ironía contra el sistema establecido, como si quisiera gritar lo que no puede decir.

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Ello se evidenció cuando leyó las frases que forman su poema titulado Mi rosario en donde desnuda las contradicciones y absurdos de las religiones con frases como “siento tus látigos en mi pecho, por la ira que lleva hace dos mil años, llueve cielo, castígame, hazme una marquita en la frente, una cruz si te parece, me siento culpable por no poder tocar el aire”.

La mayoría de asistentes se identificaron con sus palabras por los elementos de fácil reconocimiento que incluye en sus versos. Ella, con Ernesto Intriago, de 23 años, quien también participó en el recital, se forjaron en el taller literario denominado ‘Soledumbre’, que el escritor y poeta mantense Pedro Gil dirige en la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí (Uleam), con el objetivo de formar una nueva generación de narradores en distintos géneros literarios.

Ambos leyeron sus creaciones bajo la mirada de Gil, quien escogió leer su poema titulado Dios, amor y muerte que le dedicó “a los muchachos del taller” y en el que ironiza, al inicio, sobre el desaliento de sus alumnos por los fracasos incurridos en el proceso para conseguir un texto literario de calidad.

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Luego finalizó con el poema 17 puñaladas no son nada, que se desprendió de una vivencia de Gil que casi lo lleva a la muerte. El texto está plagado de frases inspiradas por su propia agonía. “Diecisiete puñaladas no son nada, el alma está lista para más, miseria de lujo, el cerebro intacto, la bondad intacta”, mencionó Gil.

El recital, titulado 6 poetas en marcha, para denotar que el arte de crear poesía es infinita, finalizó con las creaciones de Alexis Cuzme, Pedro Rosa Balda, radicado en Francia, y el ambateño Ivan Oñate, quien leyó El país de las tinieblas, de su autoría.

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Antes de dar lectura a sus poemas, Oñate le dijo a Gil que debía “soportar eso para poder conocerte ahora”, refiriéndose a las 17 puñaladas que recibió el escritor mantense cuando se encontraba en una casa abandonada del barrio Siete Puñaladas, ubicado al norte de Manta, durante la madrugada del 2 de marzo del 2008.