EFE
Los ángeles, EE.UU..- En pleno auge del género apocalíptico en Hollywood, Denzel Washington regresa al cine con The book of Eli convertido en un solitario guerrero postmoderno dispuesto a proteger el legado espiritual de una sociedad moribunda.

A medio camino entre The road (2009) y Mad Max (1979), The book of Eli conjuga adrenalina, barbarie y esperanza en un relato descolorido con un trasfondo religioso que busca trascender a la violencia de la trama y destacarse entre tanta oferta cinematográfica sobre el fin del mundo.

"Pienso que es diferente. Es una buena historia desde el punto de vista espiritual, filosófico, de acción, tiene muchos elementos", dijo Washington, quien tuvo que aprender artes marciales y el manejo de la espada para hacer el papel.

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"Fue mi primera película con un machete, me lo pasé muy bien. No tenía ningún tipo de entrenamiento previo, aunque he boxeado durante 15 años", dijo el actor, y aclaró que hizo las secuencias de combate sin dobles.

Anotó que a pesar de lo que pudiera parecer en un primer momento, el filme va más allá del puro enfrentamiento entre el bien y el mal y se mueve en terrenos más profundos.

"Es sobre la fe que tenemos, nos guía la fe, no la vista. Es sobre la creencia en algo mayor que nosotros mismos y en lo que se aprende en el camino", dijo el ganador de dos Oscar por Training day (2001) y Glory (1989).

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Washington, hombre de sólidas creencias y frecuente lector de la Biblia, algo que comparte con su personaje, aseguró haber sacado alguna lección de su trabajo en el filme como, hasta  qué  está dispuesto a hacer Eli por lograr su fin.

Sin embargo, admitió que él no llegaría a esos extremos, si bien reconoció que nunca se ha visto en la situación del protagonista. El filme sigue los pasos de Eli, un guerrero iluminado con una misión divina que se reduce en proteger un valioso libro y llevarlo a un lugar seguro.

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Un viaje  que inició hace 30 años, en el que prefiere la compañía de las ratas  que de  seres humanos, y que le llevará sin remedio hasta un pueblo parecido a los que se ven en los westerns, donde aprenderá una valiosa lección.

"No puede hacerlo todo solo, como en una burbuja, tiene que compartir con la gente", declaró el actor. Reconoció que, aunque no lo entendió así a priori, tras ver la cinta quedaron patentes referencias a episodios de los testamentos, como la figura del apóstol Pablo y el origen de su fe.

"No es solo sobre cristianismo, de hecho, el guionista es agnóstico y la idea le vino, según me dijo, como un flash, lo escribió en pocos días. No sé si él oyó voces", confesó entre bromas Washington.

Uno de los detalles curiosos de la cinta es la importancia que cobra la música, un elemento clave en el desarrollo de los hechos y uno de los pocos vínculos con el mundo previo a la destrucción.

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