Por: Matilde Ampuero

Sin discusiones, opinar sobre una exposición donde por anticipado su curador nos advierte que se trata de: “...Una selección muy personal de las obras favoritas aparecidas en los últimos años; como quien selecciona canciones para ponerlas a sus amigos”, pone freno a quien desee señalar algunas ausencias o presencias en ella; aun así, es una contradicción que, también en el catálogo de la muestra, el poeta Cristóbal Zapata manifieste que la intención primordial de esta sea, refiriéndose al arte contemporáneo en el Ecuador: “Desplegar ese mapa –como una posible guía o carta de navegación para propios o extranjeros–”, sentencia con la que estoy plenamente de acuerdo en su intención: consolidar jerarquías (¿quiénes son los que escogen?) y legitimar ciertos nombres y obras (casi siempre de jóvenes aspirantes a artistas) introduciéndolas dentro de la institución con la que se comparte ideológica y socialmente.

Playlist 2007-2009 es una exposición con algunas excepciones: Botica, de Juana Córdova (su obra más conocida), una elegante instalación que de manera muy delicada reproduce el huerto familiar serrano, regalo visual que nos conecta con la vida sana y nuestras antiguas tradiciones; My pictures from Ecuador 1977-1978, de Karina Skvirsky, que utiliza los recuerdos de su infancia agrupándolos en un álbum familiar, donde exhibe imágenes supuestamente tomadas por su padre y por ella que recogen la miseria del tercer mundo, es decir, del Ecuador de la época. Bien lograda técnicamente, esta obra podría también ser el comienzo de un filme de tema psicológico.

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María Teresa Ponce, que en la serie Oleoducto (2006-2008) trabaja con la fotografía como si fuera pintura, retrata paisajes de la selva amazónica en los que penosamente se combinan belleza y destrucción. Sus obras, presentadas con un humilde proyector de diapositivas, demuestran la importancia que tiene la fotografía en el arte de hoy; y, finalmente, Memorial, de Óscar Santillán, obra que, pretendiendo entrar en el (desgastado) discurso contra el poder de los medios, logra, por fortuna, trascender hacia una poética visual muy delicada.

Tras la excepción, la regla: Playlist 2007-2009 nos muestra la real decadencia de una época donde por moda o imitación (siempre del norte, siempre de fuera), y en algunos y penosos casos mal calibrados con herramientas de la publicidad, un grupo de artistas, antropólogos y aprendices de antropólogos, realizan denuncias sociales y se dan golpes de pecho ante las tragedias que vivimos, volviéndolas light e instituyéndolas como categoría estética.

¿Cuánta burla y sorna se requiere para ser creativo? (Graciela Guerrero,  ¡Lo violó todo el día dentro del carro!). ¿Cuánta indiferencia ante los acontecimientos se debe mostrar hasta que logremos mirar (los acontecimientos) sin conmovernos? (X. Andrade, con Problemas dramáticos del mundo contemporáneo, 2006-2009, una copia criolla de Francis Alÿs, artista belga que vive en México). ¿Quién se lleva el premio a lo más grotesco? (Miguel Alvear, Wir Konnen Es). ¿Cuánto más globales podemos ser y, realmente, vale la pena serlo? (Manuela Ribadeneira, Change is around the corner).

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Playlist 2007-2009 es síntoma y termómetro de nuestro pobre (de honestidad y de radicalidad) arte contemporáneo, el mismo que vela (todas la acepciones de la palabra aplican) los intereses de unos pocos, neutralizando, con discursos que no arriesgan nada, lo verdaderamente trágico: la muerte, el sicariato, el narcotráfico, la corrupción, la política, la institución, el arte, la verdad y la necesidad de confrontar.

Artistas al servicio, como lo muestran la mayoría de las obras expuestas, de una pretendida y pretenciosa “vuelta de tuerca” ¡¿hacia la izquierda?! de la élite intelectual que protagoniza la escena artística en nuestro país.

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Ser parte de este hit parade, y de su exclusiva lista, significa pertenecer a una marca que garantiza el reconocimiento del circuito, cuya base ideológica se remite a la execrable irradiación del capital global que maneja bienales, ferias de arte, becas y premios artísticos.

Efectivamente, Playlist 2007-2009 nos brinda la oportunidad de vernos, considerarnos, compararnos y reflexionar hacia adónde vamos, qué pensamos y cómo traducimos el espíritu de esta difícil época, tan corta de utopías y tan falta de autocrítica.

Considero esta colectiva, sin duda, una muestra del arte nacional producido en los últimos años, hoy tan cobijado bajo el aura del curador intelectual, como ayer lo fue del elegante marchand.

Apuntes
Permanencia
La exposición Playlist 2007-2009 Grandes éxitos en el arte contemporáneo del Ecuador estará abierta en el Museo Municipal (Sucre entre Pedro Carbo y Chile) hasta el próximo 6 de febrero, de martes a sábado, de 09:00 a 17:00. La entrada es gratuita.

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