En las palabras de Óliver Yaguana hay un regusto amargo. Hace tiempo que este quiteño enterró cualquier esperanza de recuperar los 7.250 dólares que invirtió tres años atrás para viajar con su esposa a Ecuador. Compró dos boletos en Air Madrid por 3.600 para festejar la Navidad del 2006 en familia, pero la compañía anunció el cese de sus operaciones ese 15 de diciembre.

Yaguana se embarcó desesperado en uno de los vuelos fletados por el Ministerio de Fomento, encargado   del transporte. Para volver a Madrid gastó 3.600 más. Se endeudó hasta las cejas y tres años después da “la plata” por perdida.  “Hay que ser realistas. Todo lo que nos dijeron era mentira”, concluye.

La aerolínea aún no ha reembolsado el dinero adeudado a ninguno de los perjudicados. Pascual Pérez Ocaña, abogado de la compañía, señala  que  se “están resolviendo los cerca de doscientos incidentes concursales (procesos legales)  al convenio de pago propuesto”.

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Una vez establecida la relación de acreedores, se determinó el monto que se debe a cada uno. “A quienes no se les reconoció el crédito o este era de una cuantía menor a la solicitada se les dispuso de un plazo para interponer estos incidentes”, agrega Pérez Ocaña. Cita como ejemplo la reclamación  de Fomento, que exige un pago de  9,7 millones de dólares por el traslado de los viajeros afectados.

Antes de esto, advierte, Air Madrid “presentó una propuesta anticipada de convenio que consiste en pagar la totalidad del valor del billete a los viajeros (unos 25.000) en el plazo de un año, a partir de su aprobación, y del 50% del crédito dentro de cinco años a otros acreedores como la empresa que suministraba el combustible”.

Hasta que los acreedores no acepten, los pasajeros que hayan recibido una notificación del Juzgado de lo Mercantil Nº 5 de Madrid reconociéndoles el crédito no verán su dinero. Y la espera continúa.

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Mayra Apolo, residente en Burgos, recibió la carta a mediados del 2008. En ella consta que le adeudan 1.857 dólares. A Yaguana ni siquiera le ha llegado.

Diego Rodríguez,  que representa a unos 700 afectados, cree que Air Madrid no dispone del dinero suficiente para cubrir  la deuda. La organización confía en que salga adelante el proceso de responsabilidad patrimonial que interpuso contra el Estado español porque, en su opinión, “hubo dejadez a la hora de controlar a la aerolínea”.

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Desde un primer momento, José Luis Carrillo, propietario de Air Madrid, aspiraba a atender la demanda del “mercado étnico”. “El inmigrante pobre de hoy”, sostenía en una entrevista a EL UNIVERSO, “puede ser económicamente estable y hasta rico mañana”. Estaba convencido  del dinero que podía ganar: “Cada vez es mayor el número de veces que viajan, hasta dos o tres ocasiones en un año”.

La aerolínea se sumó a los cielos nacionales con la ruta Madrid-Quito, el 19 de julio del 2004 y a un precio base de 718 dólares.  Hasta el 15 de diciembre del 2006 contaba con seis frecuencias  para la ruta Madrid-Guayaquil-Quito y una Barcelona-Guayaquil. La séptima, que tanto anhelaba, no pudo ser.