Faltan 19 días para Navidad. Espero que esa noche en su casa y en la mía podamos brindar con alegría para darle gracias a la vida que nos ha dado tanto. Pero esta Nochebuena, 19 trabajadores de la ex Empresa Eléctrica del Ecuador en Guayaquil brindarán con amargura, porque están a punto de perder su trabajo y podrían pasar hasta 8 años en la cárcel.

Quizás los niños de esas familias, en su inocencia, sonrían. Quizás no alcancen a comprender la gravedad de la situación. Pero sus padres deberán contener las lágrimas porque los acusan de “conducta inmoral”.

¿Inmorales? ¿Acaso incitaron a sus hijos a que griten “verg…” y otras palabrotas en público? No, inmorales porque ofendieron “la majestad” de Don Rafael Correa Delgado, noble “defensor” de los obreros.

La acusación es falsa. No lo digo yo sino el mismo Rafael Correa, que durante su cadena sabatina del 21 de noviembre reconoció (transcribo textualmente): “Me respetaron. Por ahí alguno gritó: ‘no somos del Estado, somos privados’. Pero calladitos estuvieron”.

Lo vuelvo a transcribir: “Me respetaron”. “Calladitos estuvieron”.

También se los acusa de “inmorales” porque supuestamente “paralizaron” un servicio público.

En el pasado, el ex sindicalista Ricardo Patiño fue instructor sindical de los trabajadores de la ex Emelec y les dictó cursos de cómo paralizar servicios públicos. Ahora, con más arrugas y menos ideales, sirve a un Gobierno que está dispuesto a mandar a prisión a 19 trabajadores porque supuestamente llevaron a la práctica sus lecciones.

Pero es otra mentira. Los trabajadores de la ex Emelec no suspendieron el servicio eléctrico; y los que paralizaron la atención al público en las oficinas de La Garzota fueron jefes correístas preocupados de que algún ciudadano descontento (ya son muchos, dicen las encuestas) pudiese ofender la Majestad de su Alteza, el Presidente.

Así que es otro el verdadero motivo para despedir a los 19 obreros de la ex Emelec. Ocurre que sus organizaciones sindicales volvieron a denunciar hace poco –con motivo de los apagones– que la planta Aníbal Santos de Guayaquil estuvo dañada durante meses, desde mediados del 2008, a pesar de que el seguro contratado incluye cualquier costo de reparación. Ineptos correístas la dejaron languidecer, para en su lugar comprar electricidad (más cara) en el mercado libre. Alguien ganó mucho dinero con esa operación.

Por esa denuncia los sancionan. Es la aplicación adelantada de la Ley Mordaza en su versión ex Emelec.

En la empresa se está haciendo correr el rumor estos días de que supuestamente existe una lista de obreros que también podrían acabar en la calle o en la cárcel si no se portan como deben.

El objetivo es atemorizarlos para que renuncien y repartir alegremente sus cargos entre correístas.

Yo les pido que no lo hagan. Confíen en la solidaridad de los ecuatorianos que no tardará en manifestarse porque su pelea, trabajadores de la ex Emelec, es nuestra. Defenderlos a ustedes es defender la democracia. Unámonos para ganar esta batalla.

Hay que evitar que despidan a los 19. Hay que doblarle antes de Navidad el brazo al dictador.