De buen ánimo  y vital. Del otro lado del auricular, y desde Perú, donde recientemente cumplió presentaciones, el cantante español Raphael  se mostró así. Reconoció que el periplo con el cual celebra sus bodas de oro musicales es extenso, pero lo realiza sin complicaciones. En el 2003 se practicó un trasplante de hígado, mas eso no ha sido impedimento para continuar con sus shows. Al contrario, dijo que 50 Años Después, nombre de la gira y del CD que la antecede, evidencia su permanencia. “No sé sinceramente si serán 50 más, pero 15 o 25 sí van a caer”, anotó entre risas y antes de emprender su viaje hacia Ecuador. El arribo estaba programado ayer y para hoy y mañana se prevén sus presentaciones en Guayaquil y Quito, respectivamente.

Para sus conciertos en Ecuador se anuncia que interpretará 40 canciones. ¿Alguna razón en particular?
Realmente no. Es lo que se lleva las dos horas y más de concierto. Por el tiempo he llegado a cantar ese número de temas y hasta uno más.

¿Cuánto tiempo le tomó seleccionar su repertorio, cómo fue el proceso?
Estamos celebrando mis primeros 50 años de carrera y los (temas) que interpreto representan de lo mejor que he hecho. Están no solo los más populares sino los mejores de  mi pequeña historia como cantante. Pero, aunque estoy obligado a hacer esto (por pedido del público) también estreno cosas nuevas, muchos de 50 Años Después.

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Es con esa producción  que celebra sus bodas de oro musicales, ¿por qué los temas y artistas que incluyó?
Hay razones de tiempo y ubicación. Serrat salió como tres años después que yo y  al igual que él los otros artistas que me acompañan han ido ocupando los primeros lugares. Entra también el gusto personal por la música de Serrat, Sabina... Además, hay gente joven que está empujando, como Juanes. Todos volcados al proyecto. Nadie me dijo que no y fue muy bonito (grabar el disco).

En 50 Años Después su hijo Manuel Martos también hace dúo con usted, ¿es la primera vez que graban juntos?
Sí. El cielo puede esperar es un tema que escribió Joaquín Sabina y resume un poco estos 50 años de carrera... Me siento orgulloso de que él se haya dedicado a la música. Echaba de menos que alguno de mis hijos fuera artista. Con Manuel he quedado complacido. Adoro mi profesión. Es respetable, llevada dignamente. La música es el alimento del alma y sin esta la vida sería más triste.

Recientemente la lotería nacional mexicana programó un sorteo especial con un billete en donde imprimió su imagen, ¿qué siente ante este tipo de homenajes?
Es un detalle precioso, muy  bonito del pueblo mexicano. Lo considero más que un premio, un regalo o un trofeo.

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¿Y qué piensa cuándo la prensa internacional resume sus conciertos con titulares como ‘Moscú se rinde ante Raphael’ o ‘superó su  mito’?
Esas cosas son el estilo de cada revista, periodista o rotulador. Son frases que agradezco de todo corazón. La gira está siendo impresionante y estoy feliz, pero en los adjetivos y esas cosas no me meto, porque no debo hacerlo.

Lo califican como un mito, ¿considera que lo es?
No, soy un ser de carne y hueso. Muy trabajador y profesional, eso sí. Me cuido muchísimo. Estoy volcado en mi profesión desde que tenía 14 años. Adoro a la gente y trato de que el público que entra a verme salga con un buen gusto de boca y diga: ‘A este le vería otra vez’. Ese es el éxito para mí y mi vida.

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¿Qué significan para Raphael estos 50 años de carrera?
Es la realización de un sueño. Estoy más o menos a la mitad de ese sueño que se va cumpliendo gracias a mi esfuerzo y trabajo, y sobretodo –que es impagable– el cariño, la constancia y la fidelidad del público, que ha hecho que esas nuevas generaciones existan. Al hablar en sus casas de mí hacen que ellos (los jóvenes) vayan a verme por curiosidad.

Entonces usted es una especie de heredad musical.
(El comentario le causa gracia y ríe). No..., nunca se sabe cómo va a terminar esto. Estoy contento con la labor hecha, me queda mucho por hacer y aprender todavía.

Al inicio de esta entrevista dijo que celebra sus primeros 50 años, ¿qué más vendrá?
Muchas cosas. Todas están proyectadas. De momento hay diez años por delante con una actividad tremenda y cosas de las que lamentablemente no puedo hablar (ríe), pero empiezo en enero a grabar una trilogía importantísima... En el 2011 haré el musical Cirano de Bergerac. 

¿En sus planes también está grabar otro álbum de duetos?
Ya lo hice (se reserva el nombre de la producción). Saldrá en diciembre con un DVD de un concierto que di en Madrid. Comparto con Charles Aznavour, Mónica Naranjo y El Canto del Loco, entre otros. El material completa el anterior.

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¿Debido al trasplante de hígado que le practicaron ha debido seguir algún control especial para cumplir la gira?
Afortunadamente no. Tengo una medicación que seguir. Me cuido mucho. El truco es comer lo que entre por los ojos. Son estos los que te indican esto no y esto sí (ríe).

Son 20 los artistas y temas que intervienen en 50 Años Después. Con Joan Manuel Serrat interpreta Cantares; Alejandro Sanz, La fuerza del corazón; David Bisbal, Escándalo; Juanes, Volverte a ver; Alaska, Can’t take my eyes out of you; Enrique Bunbury, Infinito; Ana Torroja, Hijo de la luna; Víctor Manuel y Ana Belén, Quiero abrazarte tanto; Miguel Bosé, Morir de amor, y Joaquín Sabina, el tema que da nombre al CD. El Niño de Linares canta también con Vicente Fernández, en Volver volver; Miguel Ríos, Himno a la alegría; Paloma San Basilio, Que seas tú; Paul Anka, A mi manera; Adamo, Mi gran noche; Armando Manzanero, Adoro; José Luis Perales, América, y con ayuda de la tecnología participan Rocío Jurado con Como yo te amo, y Rocío Dúrcal, con Cómo han pasado los años.

Algunos datos
Nació en Linares, provincia de Jaén, Andalucía, el 5 de mayo de 1945. Tiene 64 años.

Saltó a la popularidad al ganar los festivales de Benidorm de 1962 con el tema Llevan, y Eurovisión de 1966 y 1967 con Yo soy aquel y Hablemos del amor.

Cuenta con más de 60 discos. Ha grabado también en inglés, francés, alemán, portugués, italiano y japonés. En 1998 publicó el libro ¿Y mañana qué?