Desde hace casi cuatro meses las maestras Mercedes Baque y Narcisa Potes comparten la  misma aula para enseñar a 75 niños de sexto año de básica de la escuela fiscal Pedro Arias González, en el cerro de Mapasingue Este. Cada una se sienta en un extremo contrario a la otra para desarrollar su trabajo en una infraestructura que resulta actualmente estrecha para alumnos y docentes.

El paralelo, que está asentado en una loma y alejado de los otros grados fue levantado hace 5 años por los representantes de los alumnos, que apoyaron con dinero y mano de obra.

Ángel Mantilla, director del plantel, dice que en la obra intervinieron “padres que son maestros albañiles en obras grandes”. La edificación, que externamente no presenta daños, no contó con asesoramiento de arquitectos o ingenieros.

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La falta de un estudio técnico en obras ejecutadas con dinero que los padres entregaban como autogestión (eliminado en el 2006 por el Ministerio de Educación) se repite en otros centros educativos fiscales.

Una de estas construcciones fue el templete de la escuela Juan Montalvo, en la ciudadela Huancavilca (en el sur), que se desplomó sobre Geovanna Arellano, de 8 años, y provocó su muerte. El plantel fue remodelado en el 2007, pero no contempló este muro.

El fallecimiento ha puesto en evidencia el peligro que representan estos diseños sin soporte técnico. En Guayaquil, de los 300 locales escolares que han sido mejorados desde el 2005 hasta la fecha, en un 60% fue detectado este tipo de obras.

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Así lo señala Carlos Hernández, director de la Unidad de Vinculación con la Comunidad (UVC), que ejecuta desde el 2007 hasta la fecha la remodelación de planteles fiscales en los convenios firmados (bipartitos este año) del Ministerio de Educación y la Universidad de Guayaquil; y, del Municipio y la Universidad Estatal.

Hernández recalca que cuando han determinado estas fallas se han demolido aulas y construido nuevas, pero -dice- hay otras (llamadas vicios ocultos) que no pueden ser detectadas a simple vista, sino cuando son inspeccionadas.

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En la escuela Carlomagno Andrade, ubicada en la  cooperativa de igual nombre, en la vía a Daule, dos aulas que eran ocupadas hasta la semana pasada por alumnos de sexto año de básica fueron cerradas ayer. Ambas se hicieron con dinero de autogestión. Su ubicación, en una ladera, representa un grave peligro por lo que la subsecretaria regional de Educación, Mónica Franco, dispuso la clausura.

“Mañana (hoy) serán demolidas y se hará un estudio técnico para conocer si se puede construir”, indica Franco, quien inauguró ahí nuevas áreas.

El deceso de la pequeña ha alertado a las autoridades educativas que han exigido que los directores de los planteles entreguen un reporte de las obras de autogestión que aún existen. Estas serán inspeccionadas por la Dirección Nacional de Servicios Educativos (Dinse).

Carlos Donoso, quien lleva dos meses como director regional de la Dinse, también ha ordenado que los fiscalizadores presenten en esta semana un informe de posibles focos de riesgos en las escuelas.

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Franklin Chenche, director de la escuela fiscal Nelson Mateus, en la cooperativa Casitas del Guasmo, manifiesta que los paralelos levantados con autogestión se repararon con el convenio tripartito del 2007.

En el patio aún hay escalinatas que se hicieron con la ayuda económica de los padres y que se mejoraron y pintaron. “Se colocaron unas barandas y estamos pendientes de algún daño”, añade el docente que ha dividido el área de preescolar con el resto del alumnado como medida de seguridad.

Mientras, el paralelo que ocupan las maestras Baque y Potes, en Mapasingue Este, será inspeccionado nuevamente por técnicos del Unidad de Vinculación que edificarán dos aulas de preescolar. “Si en el estudio técnico se  determina que debe ser tumbada el aula para hacer otra nueva, es mejor prevenir”, dijo el director.

Textuales: Autoridades
Franklin Chenche
Escuela Nelson Mateus
“Los niños de preescolar tienen su espacio en la escuela,  para prevenir accidentes y dar seguridad”.

Mónica Franco
Subsecretaria Regional
“La colaboración de los padres fue con buenas intenciones, pero las obras no debieron hacerse”.