Maestra. Candidata a concejal. Comerciante. Taxista. Locutora. Artista. Por todas estas actividades ha circulado la naranjaleña Doris Arboleda Saltos, de 44 años, quien considera como vital su transición por las artes plásticas, al punto de que perdió su reciente trabajo de presentadora de noticias en una radio de su ciudad natal (Naranjal) por concursar por octava ocasión en el FAAL.

No obstante, no es una mujer que se deja vencer por las adversidades, dice. Inmediatamente que se le cerró una puerta, porque su jefe no quería que dejara su trabajo por venir a participar en un certamen pictórico, se le abrió otra oportunidad laboral en una estación de Naranjal.

Explica que su fe en Dios es la que la acompaña a todas partes y le permite realizar su sueño: hacer una carrera en la pintura. Y en esta lucha constante por seguir sus anhelos se encuentra desde que ingresó en la Universidad de Guayaquil a estudiar idiomas, hace unos 25 años. Simultáneamente,  empezó a formarse en el Colegio de Bellas Artes.

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Comenta que sus amigos universitarios se sorprendieron un día cuando se cruzaron con ella por la calle, mientras  vestía el uniforme de secundaria, a lo que ella contestó que le gustaban las artes plásticas y que quería graduarse de esa profesión.

Añade que fueron muy duros esos años porque como tenía todo su tiempo ocupado en los estudios “me la pasaba en los buses durmiendo mientras me dirigía del colegio a la universidad”. Sin embargo, añade que ese esfuerzo valió la pena porque ha podido plasmar con seguridad sus conocimientos sobre el lienzo.

Este año es el primero que participa en artes alternativas porque “muchos jóvenes del Colegio de Bellas Artes ocuparon la mayor cantidad de espacios de la categoría pintura”, entonces le dijeron que concurse en artes alternativas. Aceptar esto alteró su sistema de trabajo, porque los anteriores años como pintaba solo un lienzo “podía ir y venir todos los días de Naranjal”, pero ahora debió pintar diez en dos días, porque su obra son planos giratorios, cuya base es de madera, y tuvo que “pedir posada” a una hermana que vive en la cdla. Bellavista.

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Añade que en esta edición del FAAL también padeció hambre, porque “no tenía con quién dejar mis óleos y lienzos”, por lo cual  a lo mucho tomaba agua que mandaba a comprar con personal de mantenimiento del Malecón Simón Bolívar. Su obra se llama Agujero rosa  y es una analogía de los agujeros negros que posee el Sistema Solar, el cual absorbe pequeños astros. “Pero mi agujero rosa (en alusión al círculo rosa del que habla el hermano del Presidente, Fabricio Correa) absorbe a los medios de comunicación, es decir, aniquila nuestra libertad de expresión”.