Abandonar las herramientas de construcción por las de limpieza, no resulta una mala idea entre los hombres ecuatorianos que residen en Italia y que quieren obtener sus ansiados documentos.

En este país, a inicios de este mes, se abrió un proceso de regularización para inmigrantes sin documentos que demuestren trabajar exclusivamente en el sector del hogar, en las funciones de colaboradores domésticos y asistentes de ancianos, actividad comúnmente realizada por las mujeres pero que no está prohibida a los hombres que ven en esta una oportunidad para salir de la clandestinidad.

Este es el caso de Juan Herrera, quien hasta hace un mes y medio trabajaba como ayudante de albañilería en obras de construcción donde lo aceptaban aún “sin papeles”, y que actualmente cuida a un anciano puertas adentro. Él reconoce que cambió de ocupación para poder entrar en la regularización que esta semana se inició de manera oficial.

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“Casi no me entendía con este tipo de trabajo, pero la oportunidad de obtener mis documentos me llevó a conseguir esta nueva ocupación”, comenta Herrera y agrega que como él, conoce “algunos compatriotas varones que se han avispado” y se están dedicando al trabajo de casa para poder tener su permiso de trabajo.

Precisó que su empleador lo ayudará y pagará los 500 euros (700 dólares) que se necesitan para empezar el trámite de regularización e incluso, dijo, “haremos coincidir la fecha de inicio de trabajo con la que exige el documento que es tres meses antes del 30 de junio”.

No obstante, no todos se consideran “afortunados”, entre ellos Elías Gómez, riobambeño, que declara que pese a trabajar “en negro” hace un año y medio con un “viejito”, este no le tramitará sus documentos porque no cuenta con el capital necesario que pide el Estado italiano como requisito para contratar un ayudante de casa. “Me tocará seguir trabajando de ilegal porque no puedo perder pan y pedazo”, recalcó Gómez.

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En efecto, para optar por la regularización, quien contrata al indocumentado deberá comprobar que cuenta con un rédito anual no inferior a los 20.000 euros (28.000 dólares), de lo contrario queda fuera de la convocatoria. Si se trata de una familia con algunos componentes, esta cifra aumenta a 25.000 euros (35.000 dólares).

El pedido puede ser presentado por ciudadanos italianos, comunitarios (que pertenezcan a la Unión Europea), y extracomunitarios que posean un permiso de estadía en Italia obtenido hace más de seis años que demuestren el capital estipulado para emplear a un asistente o colaborador doméstico.

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Durante este mes, los inmigrantes “clandestinos” que viven y trabajan en el territorio italiano podrán circular libremente sin el temor de ser denunciados o expulsados por las fuerzas del orden , ya que el Ministerio del Interior informó que por este periodo (1 al 30 de septiembre) quedan suspendidos los procedimientos penales y administrativos.

“Si los inmigrantes son encontrados sin su permesso di soggiorno estos no serán procesados, bastará que aseguren que tienen un trabajo doméstico y que sus documentos están en trámite”, precisó Mario Marcone, presidente del Departamento de la Libertad Civil e Inmigración del Ministerio.