Cuatro años después del desastre provocado por el huracán Katrina, Nueva Orleans se recupera lentamente gracias a las inversiones públicas y a las ayudas privadas que le han permitido, incluso, resistir mejor la crisis que el resto del país.

La ciudad sureña ha perdido solo un 1% de puestos de trabajo, frente al 4,1% a nivel nacional, y la tasa de desempleo se ha mantenido en 7%, frente al 9,5% del país. Además, atrajo a más de 10.000 nuevos compradores de casas en la mayor expansión del negocio desde el 2007.

El Gobierno federal ha invertido unos 50.000 millones de dólares en la recuperación y reconstrucción de escuelas y viviendas para cientos de miles de damnificados y la infraestructura. También han contribuido donantes privados.

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El lunes 29 de agosto del 2005, a las 07:00, el centro del huracán Katrina, rodeado con vientos de unos 200 kilómetros por hora, tocó tierra cerca de la desembocadura del río Misisipi en el Golfo de México.

Aunque Katrina era para entonces un huracán de categoría 3 (en la escala Saffir-Simpson de 1 a 5), las crecientes que levantó en el lago Pontchartain y las tierras bajas del Delta del Misisipi causaron una inundación masiva y uno de los peores desastres en la historia de EE.UU., dejando 1.800 muertos y millones de damnificados.

En los barrios más pobres y anegados de Nueva Orleans, quedaron atrapadas miles de personas por las inundaciones. Los sobrevivientes padecieron durante casi dos semanas aislados y a la espera de socorro.

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El presidente Barack Obama prometió el sábado  que se aseguraría de que ni las luchas territoriales ni la burocracia reduzcan el paso de la continua recuperación del lugar, y de que el legado de la tormenta sea un país más seguro y más preparado para retos por venir.