La constante tensión y los sucesivos ataques indígenas con lanzas en Orellana se constituyen en una situación sumamente compleja, según Eduardo Pichilingue, coordinador del Plan de Medidas Cautelares para la Protección de los Pueblos en Aislamiento Voluntario de la Zona Intangible, instancia del Ministerio de Ambiente.
“No hay una fórmula mágica para solucionar aquí las cosas; no la tenemos nosotros, no la tienen las autoridades locales, no las tiene nadie. Esta situación se vive en otros países, pero se aborda de manera distinta, de acuerdo a sus características”, refiere el funcionario. El pasado jueves, él participó en Coca, junto a la ministra del Ambiente, Marcela Aguiñaga, de una reunión con medio centenar de dirigentes campesinos e indígenas y autoridades locales, quienes exigieron la salida de la compañía Petroriental y soluciones concretas para evitar matanzas como la ocurrida con la familia Duche Zabala.
Pichilingue afirma que toda el área del Yasuní es territorio ancestral de los huaoranis y las tribus aisladas como tagaeris y taromenanes. Ellos consideran que defienden su territorio. “Este tipo de problemas los vamos a seguir teniendo en la medida en que se sigan expandiendo las fronteras de explotación de recursos”, reconoce.
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Hasta el momento, por el trabajo del Plan de Medidas Cautelares se ha logrado que en las zonas de Tigüino y Shiripuno, al oeste del Yasuní, se tenga cierta tranquilidad al haber frenado el ingreso de madereros ilegales.
“Sin embargo, en otros sectores como Armadillo y Tiputini aún siguen entrando madereros, aún se expande la frontera agrícola y ganadera, se siguen construyendo carreteras y extrayendo petróleo. Seguirán las presiones y las reacciones”, dice el funcionario.
José Proaño, coordinador del Cicame, organismo adscrito a la Vicaría de Aguarico, reconoce que se ha frenado la extracción maderera, pero solo en un sector del Yasuní. Por eso pide que se elabore una agenda amplia, con los comuneros, indígenas, autoridades, e incluso con los petroleros y madereros.
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Pichilingue acepta que el Gobierno mantiene su política de extracción de recursos al permitir el acceso de las petroleras, pero también protege a las tribus aisladas. “Las dos cosas no son compatibles”, reconoce, parafraseando a lo que especialistas mencionaron en una reunión sobre el tema en Brasil.
La ministra Aguiñaga, en la cita del jueves, había enfatizado que este Gobierno ha dado muestras de querer proteger el Yasuní al parar la extracción de la madera en una zona de la reserva. En cuanto al ataque a la familia Duche, Aguiñaga prometió ayudar al padre, Milton Duche, y sus tres hijos.