De acuerdo con  el denominado ‘proceso fundacional de Guayaquil’ que sostiene el Ayuntamiento porteño junto con los estudios del Archivo Histórico  del Guayas, hoy rememoramos el acto oficial de la fundación de Guayaquil que ocurrió el sábado 15 de agosto de 1534, en las planicies de Liribamba o Riobamba precisamente el día en el que el santoral católico celebra la Asunción de la Virgen María.

Ostentando inicialmente el nombre de Santiago (de Quito) –por la región en la que nace– la ciudad soportó traslados, mudanzas y reasentamientos para cumplir con los propósitos e intereses de la empresa conquistadora que la llevó al Litoral. Así, estuvo en la región de indios llamada Chilintomo, sitio La Cruz, boca del río Babahoyo (actual provincia de Los Ríos).  La zona era regida por el cacique Guayaquile.

También estuvo en Chaday a orillas del río Yaguachi en su desembocadura en el Río Grande o Babahoyo. De igual manera, en la región de La Culata hasta cuando después de sortear otros problemas de emplazamientos llegó a su asentamiento definitivo en las laderas del cerro Santa Ana, Cerrito Verde o Lominchao en 1547. 

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Salvo  ligeras discrepancias en cuanto a personajes y fechas vinculados con los actos de traslados o mudanzas, la mayor parte de los historiadores acepta que nuestra ciudad fue fundada el 15 de agosto de 1534 por el mariscal Diego de Almagro; asimismo, que su asentamiento definitivo sucedió en 1547 tras un largo y duro peregrinar por diversas zonas de la región litoralense.

La costumbre de celebrar el 25 de julio como la de la fundación, festejo  que no compartían los estudiosos que solo hacían prevalecer la del santo patrono Santiago el Mayor, en los últimos tiempos está avalada por varios documentos que confirman que esa fecha juliana de 1547 Guayaquil definitivamente quedó asentada en las laderas del Santa Ana y desde allí marcó su desarrollo.

No hay que olvidar que durante su peregrinación de la Sierra a la Costa, entre 1534 y 1547, Guayaquil  asumió varios topónimos adjetivados como Santiago de Quito, Santiago de la Culata, Santiago de la Nueva Castilla, Santiago de Guayaquil o del Río de Guayaquil, Santiago del Río Daule, Santiago de Amay o del Río Amay hasta su ya histórico y definitivo Santiago de Guayaquil.

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Igualmente es oportuno insistir que la metrópoli heredó su nombre del cacique, población y río Guayaquile, constante en numerosos documentos coloniales. Esto hace concluir que lo  del cacique Guayas y la princesa Quil (Kil) no es otra cosa que una hermosa leyenda,  que es necesario y urgente ubicar en su debido contexto para terminar de una vez por todas con falsas interpretaciones.

Santiago de Guayaquil recuerda hoy su fundación.