Las fachadas de prostíbulos como Mil Amores, Bohemio, Salsa Mayor, Arco Iris, entre otros, sirvieron ayer para instalar las catorce estaciones del vía crucis que cada Martes Santo se realiza en la calle Salinas, más conocida como la 18.

La veintena de bares, que están ubicados en esa vía entre las calles Cuenca y Gómez Rendón cerraron sus puertas. Sus propietarios y las trabajadoras sexuales hicieron un alto a sus actividades para participar de esta tradición que es organizada por las hermanas adoratrices, desde hace catorce años.

“Nos hablaron a los dueños y nosotros las apoyamos para que ellas se acerquen a la palabra de Dios, para que no estén toda su vida en lo mismo. Nosotros no las traemos a trabajar, solo les damos las habitaciones, entonces así pueden reflexionar sobre su futuro”, dice Washington  Casquete, que dirige el bar Arco Iris, donde se puso la séptima estación.

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Los cánticos religiosos y el rezo del padrenuestro y avemaría reemplazaron ayer el ruido que a diario emiten los parlantes de los bares con la música del momento. “Es Semana Santa y esta es una forma de demostrar que nosotras también pensamos en Dios”, manifiesta Glenda,  quien hace siete años participa de esta tradición. Aunque no la conoce desde sus orígenes relata que quienes la iniciaron fueron ex trabajadoras sexuales de esta zona.

Dayanara, quien ahora tiene 65 años y dos hijos profesionales, recuerda que gracias a la labor de la congregación de las hermanas adoratrices aprendió a coser y con ello obtuvo un medio de sustento. “Cuando ya están viejas los maridos las botan y no tienen cómo vivir”, dice esta mujer que desde entonces colabora con las religiosas.

Las tres hermanas que representan ese grupo llegaron a Guayaquil en 1991 y trabajan en la reinserción de mujeres inmersas en la prostitución o que son víctimas de la trata de personas, explica la religiosa Carmen Carrasco.

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Para realizar el Vía Crucis anualmente reciben el respaldo de los padres dominicos; el párroco de la iglesia Santo Domingo de Guzmán, Christopher Eggleton, presidió el peregrinaje de las mujeres, quienes estuvieron acompañadas de sus hijos, ex compañeras y de madres  de escasos recursos  que colaboran con las hermanas en su centro de capacitación.

Entre ellas estuvo María Tapia, a quien no le importó llegar desde Mapasingue Este para participar en la procesión. Hace nueve años conoció la labor de las adoratrices y estudió dos años en el centro de ellas, donde se graduó como modista. Tiene cuatro hijos y asegura que no le preocupa acompañar a las trabajadoras sexuales, más bien siente orgullo. “Todos tenemos derecho a manifestar nuestra fe y nosotras acompañamos a las hermanas en todas las actividades que realizan. Si alguien piensa que yo trabajo aquí, no importa porque yo sé lo que soy”, dice.

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Una vez recorridas las catorce estaciones en la calle Salinas, las mujeres caminaron por Gómez Rendón detrás de una imagen de Jesucristo que pertenece a la congregación. Llegaron hasta la calle 15, donde se ubica la iglesia Santa Ana. Allí el sacerdote hizo una reflexión sobre lo que significa la Semana Mayor y bendijo a los participantes de la procesión.

Detalles: Religiosos
Ayuda
Las hermanas adoratrices ponen a disposición del público su centro de costuras ubicado  en Maracaibo, entre Guaranda y Quito.  Allí se reciben confecciones  y donaciones como máquinas de coser usadas o implementos de costura  para uso de las estudiantes. Informes al 233-7318.

Agenda
Hoy a las 19:00 en la iglesia Santo Domingo de Guzmán se hará la misa por la unción de los enfermos; también se realizará en la Catedral a la misma hora; y a las 18:30 en la Basílica de La Merced. En la parroquia San Lucas será a las 10:00.  En todas las parroquias además se recibirán confesiones durante todo el día.

Cita de sacerdotes
Mañana a las 10:00  será la tradicional misa crismal, que reúne a los sacerdotes de la ciudad en la Catedral. Allí reciben el aceite para los actos sacramentales.

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