Los jornaleros hacen dos filas ante una licorería del Barrio Francés los viernes por la noche: la primera para mandar dinero a sus países y la otra para comprar las cervezas baratas que les ayudan a pasar la vida en Nueva Orleans.

“Aquí la vida es difícil, mucho más que en cualquier otro lugar de Estados Unidos en que haya estado”, comentó  el salvadoreño José Campos, de 37 años, quien llegó desde Florida. Pedaleó su bicicleta hasta la enorme licorería Unique Grocery de la calle Bourbon, que tiene un servicio de giro telegráfico. “Es un lugar peligroso, malo. Pero cuando se puede encontrar trabajo, todo vale la pena”, acotó.

En los tres años posteriores al huracán Katrina, los inmigrantes atraídos por los empleos en la industria de la construcción y la de servicios han transformado esta ciudad renaciente. En una versión acelerada de la de por sí rápida incursión latina al sur de Estados Unidos, ya están forjando sus propias redes de apoyo, estableciendo negocios y formando familias, al tiempo que llenan las iglesias en un proceso que generalmente toma más de una década.

Publicidad

No hay un lugar en el mundo como Nueva Orleans en términos de lo rápido que ha sido el cambio de la población, dijo Margie McHugh, codirectora de políticas de integración de inmigración en el Instituto de Políticas Migratorias,  grupo de investigación en Washington.

Pero en esta ciudad donde la infraestructura de servicios públicos era insuficiente para su población incluso antes del paso de Katrina, los peregrinos latinos también se han convertido en las víctimas predilectas de los delincuentes de la ciudad, que enfrenta altos niveles de criminalidad. Y muchos, lejos de sus esposas e hijos, han luchado contra las tentaciones del alcohol y las drogas que pululan en muchos barrios.

Siempre es difícil ser un pionero, especialmente en una época en la que Nueva Orleans trata de recuperarse todavía de un duro golpe, dijo McHugh.

Publicidad

Desde el paso de Katrina, hasta diciembre pasado, la población hispana de Nueva Orleans se incrementó desde 15.000, el 3,3% del total previo a la tormenta, a 50.000, el 15,2% de la población actual, de acuerdo con la Oficina de Desarrollo Económico de la ciudad.

Un estudio realizado en el 2006 por la Universidad de Tulane y la de California en Berkeley halló que casi la mitad de la fuerza laboral empleada en el proceso de reconstrucción es latina. El 54% está conformada por indocumentados y casi el 90% de ellos ya vivía en el país antes de llegar a la urbe.

Publicidad

Más allá de las estadísticas, están las oficinas del doctor Kevin Work, quien ha forjado un negocio al traer a toda una generación de niños latinos a la ciudad. Unos 30 ó 40 partos al mes, dijo.

Work tenía tantos pacientes de habla hispana en el hospital donde trabajaba que decidió pagar de su propio bolsillo la apertura de dos oficinas de cuidado prenatal. El doctor, que ha contratado personal bilingüe y aprendido algunas frases en español, estima que ha traído al mundo a más de mil hijos de inmigrantes desde el paso de Katrina en agosto del 2005.

Work ofrece planes de financiamiento, y quienes no pueden pagar sus servicios cuentan con la ayuda del gobierno.

Detalles: Gestiones
Beneficios
La administración de  Nueva Orleans ha incorporado a los inmigrantes indocumentados en el sistema de salud y otros servicios públicos para legitimar su estatus.

Publicidad

Necesidades
No obstante, la vida no les resulta fácil a los inmigrantes en esta ciudad. Un estudio publicado en noviembre pasado indica que Nueva Orleans es la urbe más violenta de Estados Unidos, y su departamento de policía deberá contar con más policías que hablen español.