David Murcia Guzmán pasó de pobre a capo de captadoras

Autos de lujo,yates, canal de televisión, cuentas bancarias son parte de lo que tenía DMG.

El colombiano David Murcia Guzmán, de 28 años, presidente de la empresa captadora de fondos DMG (las siglas de su nombre), que manejaba millones de dólares y tenía oficinas en Colombia, Perú, Brasil, Venezuela, Panamá y Ecuador, hasta hace cinco años no tenía con qué comer, según  un informe que reposa en la Fiscalía de Ipiales, en la frontera con Ecuador.   

Sin embargo, este joven empresario es considerado uno de los hombres más acaudalados de Colombia, aunque en los últimos meses fijó su residencia en Panamá, en donde vivía rodeado de lujos hasta el pasado miércoles, cuando fue capturado por la Policía y deportado a Colombia en medio de un impresionante operativo.

Así cayó Murcia, quien  emprendió este ‘negocio’ ofreciendo intereses altos, lo que atrajo a cientos de personas también de Ecuador.

La revista  Semana,  de Colombia destaca que en Panamá  Murcia tenía doce vehículos de lujo entre Lamborghinis, Ferraris y Maserattis. Autos que pueden llegar a valer hasta 200 mil dólares. También era propietario de tres yates y dos aviones.

Agregan que, según fuentes oficiales, una sola de las operaciones bancarias de Murcia registró el ingreso de 7 millones de dólares,  que después giraba a Bélice, para  resguardarlo.

El ministro de Defensa de Colombia, Juan Manuel Santos, indicó que Murcia alquilaba pisos completos en hoteles de lujo,  como el Marriott y el Hilton en Panamá, para hospedarse. Dijo que la última cuenta que Murcia canceló en un lujoso hotel fue de 57.000 dólares.

De origen humilde, David Murcia Guzmán siempre se las arregló para sobrevivir en medio de las dificultades, con fórmulas ingeniosas como la que empleó en el año 2003, cuando llegó a La Hormiga (Putumayo). Allí conquistó al párroco de la iglesia al que ayudaba en sus labores con la comunidad y quien a cambio le dio un espacio en la emisora que trabajaba, en la cual promovía rifas, obras sociales y canjeaba publicidad para subsistir.

En una entrevista a medios colombianos, Murcia dijo que la idea del negocio que lo hizo multimillonario surgió de un viaje a Bogotá, del que regresó con su primer capital (500 dólares) y cargado de electrodomésticos para la venta.

Se trataba del dinero de los encargos que le hacía la gente y  de ahí le surgió la idea del modelo del comercio prepago, con el que ahora sostiene su  holding  empresarial. Así consiguió  abrir un primer local, recordó.

El 8 de abril del 2005, Murcia creó el Grupo DMG S.A., una multinacional constituida con activos superiores a 1.200 millones de pesos ($ 507.937).

En las páginas web, el Grupo DMG, que se presentaba como “un  holding  con proyección internacional”, promocionaba sus empresas de cosméticos, centros de estética, venta de pollos, productos naturales y una comercializadora de motocicletas. En su portafolio aparece también una constructora sin proyectos conocidos y el canal de televisión  Body Channel,  creados el 11 de marzo del 2006 con activos superiores a 600 millones de pesos.  

Los medios colombianos reseñaron en octubre del 2006 la ostentación y derroche de la inauguración del canal  Body Channel,  propiedad de Murcia. Al evento asistieron autoridades, diseñadores y modelos de Venezuela, México y Estados Unidos, que fueron hospedados durante tres días en el hotel Irotama de Santa Marta, con todos los gastos pagados.  

En ese momento, las autoridades colombianas investigaban los movimientos del principal de DMG, especialmente la captación de dinero. La empresa DMG ofrecía intereses que llegaban hasta el 150% del capital en un plazo de 6 meses.

Murcia defendía su actividad alegando que se trataban de inversiones y destacaba que el cliente recibía a cambio de su dinero una tarjeta prepago, con la cual podía retirar su dinero o comprar artículos que iban desde una aguja hasta un auto.

Se estima que cerca de 500 mil personas entregaron su dinero a la empresa.  En su defensa, David Murcia dice  que es perseguido por  autoridades y los  banqueros.