Las autoridades desmantelaron una organización que introducía mujeres brasileñas a España para explotarlas sexualmente y detuvieron a 26 personas, se informó este miércoles en un comunicado oficial.

Las fuerzas de seguridad detuvieron a 25 personas en España y a una mujer en Brasil. Quince de los arrestados formaban parte de la red de trata blancas, mientras que el resto eran mujeres a las que se detuvo por no disponer de documentación que acreditase su residencia legal en España.

La investigación se inició en mayo pasado, cuando el consulado de Brasil en Barcelona denunció ante la policía que dos mujeres brasileñas habían conseguido huir de un prostíbulo situado en la localidad catalana de Gerona, donde, aseguraron, las explotaban sexualmente bajo amenazas.

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Paralelamente, la Policía Federal de Río Grande do Norte en Brasil estableció su propio dispositivo para determinar si se estaba produciendo un posible delito de tráfico de personas.

Los agentes pudieron determinar que existía una red de empresarios españoles que captaba mujeres en Brasil haciéndoles creer que llegarían a España para trabajar como camareras.

Los responsables de la organización se encargaban de facilitarles los billetes de avión y el dinero necesario para cumplir las exigencias en materia de inmigración solicitadas en la frontera.

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Una vez en España, retenían sus pasaportes y las obligaban a prostituirse hasta saldar la deuda del viaje, que ascendía a 2.500 euros (3.245 dólares). Además, las víctimas recibían amenazas de muerte para disuadirlas de cualquier intento de huida y, según la policía, trabajaban en condiciones de semiexclavitud.

Como resultado de esta investigación, la policía detuvo a 25 personas en distintas localidades de la provincia de Gerona, en el noreste del país. 14 de ellos era miembros de la organización de trata de blancas.

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Por otra parte, los agentes brasileños constataron que la mayoría de las jóvenes explotadas eran naturales de la ciudad brasileña de Natal, donde finalmente se arrestó a una mujer que se dedicaba a captar y a engañar a las víctimas.

En los registros realizados en ambos países, la policía requisó una pistola, casi 70.000 euros en efectivo (90.560 dólares), y material informático diverso.