He leído en ediciones anteriores cartas de lectores sobre la circulación de dólares falsos, en las que se aconsejaba a la ciudadanía que hagan verificar en los mismos bancos  el dinero que les dan en estos. Debo mencionar también mi caso:

En una agencia bancaria en el centro de la ciudad de Machala cambié un cheque de 100 dólares. El cajero me entregó cinco billetes con la denominación de 20. Salí de esa agencia y en una tienda frente al Hospital del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) quise comprar una tarjeta de telefonía celular de 10 dólares, donde la dueña del local rechazó mi dinero  aduciendo que el billete que  le di era falso; le respondí que eso era imposible porque me lo acababa de entregar el banco.

Al salir de ese local e ingresar nuevamente al Hospital del IESS fui interceptado por dos agentes de la policía, quienes de inmediato me acorralaron contra la pared y registraron mis bolsillos hasta dar con el billete falso, incriminándome como que yo era el que trataba de hacer circular dinero falso. Ellos nunca me preguntaron dónde lo había conseguido ni quién me lo había dado, solo querían llevarme preso y que declare ante la autoridad competente.
 
Por suerte, autoridades del Hospital del Seguro Social me conocen y se impidió mi arresto. Se les explicó lo sucedido. Para esto  se había armado un tumulto de gente y mi honorabilidad se encontraba en duda. Fui por eso al banco en compañía de un abogado; presenté el reclamo y la entidad bancaria inicialmente negó el hecho. Mi defensor les dijo que iba a proceder con la denuncia y a pedir los videos del banco donde constaría que yo había cobrado el cheque minutos antes del incidente, y que sería fácil probar, pues ellos deben tener el registro de todos los billetes que ingresan. Entonces el banco accedió a cambiarme el billete y nada más; mientras tanto, mi honradez fue mancillada.

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Pido más control en las instituciones bancarias y que se investiguen bien estos casos.

Juan Pablo Ochoa Avilés,
ingeniero,  Guayaquil