El 30 de agosto me acerqué a las ventanillas de la agencia de un banco, en La Garzota, con el objeto de retirar la cantidad quincenal que me deposita la empresa donde presto mis servicios profesionales.

El cajero, al que puedo identificar, me entregó la cantidad que indicaba la papeleta de retiro en billetes de 20, 10 y 5 dólares. Admito que solo conté la cantidad pero no revisé la calidad de los billetes y me dirigí a realizar diversos pagos; ahí vino la desagradable sorpresa cuando en uno de los lugares en donde iba a cancelar una cuenta, me indicaron que un billete de 5 dólares era falso. Al hacer revisar el resto de los billetes en la máquina detectora del lugar tuve la ingrata sorpresa de que el cajero de esa agencia bancaria me había entregado dos billetes más de 5 dólares y uno de 10 dólares, falsificados. En total fui perjudicada con 25 dólares.

Cabe anotar que los tres billetes de 5 dólares tienen el mismo número de serie, incluyendo el último dígito. Como siempre, el banco no se hizo responsable de esta situación y yo quedé perjudicada, como tantas otras personas de buena fe que piensan que en las instituciones bancarias trabajan personas honestas, pero el hecho de que me pasaron, entre los demás billetes, 25 dólares falsos, no es error, es mala fe.

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Leonor Doylet,
química farmacéutica, Guayaquil